Alguna vez dijo que era escritor "por necesidad, para sobrevivir día a día el terrible mundo que habitamos". Esa necesidad fue la que llevó a Alvaro Mutis a ganar premios como el Príncipe de Asturias de las Letras y el Reina Sofía de Poesía (ambos en 1997) y el Cervantes de Literatura (en 2001). Una carrera fructífera que llegó a su fin ayer, cuando, a los 90 años de edad y tras sufrir un problema cardiorrespiratorio, el autor falleció en Ciudad de México.

Exponente del realismo mágico y amigo de Gabriel García Márquez, como él comenzó su carrera escribiendo poemas y críticas literarias en diarios de Bogotá.

En 1947, cuando cumplía 24 años, publicó su primer poemario, La balanza. En las siguientes cuatro décadas, su carrera sería principalmente poética. Su primera novela, La nieve del almirante, llegaría recién en 1986 y marcaría el inicio de una fértil carrera narrativa, con obras como Un bel morir (1989), La muerte del estratega (1990), Amirbar (1990), Abdul Bashur, soñador de navíos (1991) y Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero (1997).

Precisamente este último está dedicado a un personaje que destaca de entre las páginas de su obra: "Maqroll, el Gaviero", su alter ego, un marinero protagonista de la narrativa y la poesía de Mutis que apareció en el poemario Los elementos del desastre (1953).

"Tengo la impresión que Maqroll nació en la costa belga y es muy posible que haya sido así, pero él nunca me ha dicho. Se lo guarda por algún motivo", afirmaba, sobre el personaje.

Lejos de la patria

Nacido en Bogotá en 1923, Mutis vio su vida dar un giro en 1956, cuando, durante la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957), fue acusado de malversación de fondos en la petrolera Esso, donde era jefe de relaciones públicas.

Tras ello, se vio obligado a exiliarse en México. Llegó con cartas de recomendación del cineasta español Luis Buñuel y del productor de televisión mexicano Luis de Llano Palmer y se quedó a vivir en la capital hasta el final de sus días.

En esa misma ciudad, tres años después de su llegada, estuvo preso por su participación en Esso, en la cárcel de Lecumberri. De esa experiencia nacieron los relatos Antes que cante el gallo, Sharay y La muerte del estratega, además del libro Diario de Lecumberri.

Y esa misma ciudad lo vio fallecer y hoy velará sus restos en San Jerónimo, un barrio al sur de Ciudad de México.