Hasta noviembre de 2013, unas 1.500 personas habían muerto en el mundo por culpa del ébola desde que el virus se descubrió en 1976. En los últimos 15 meses, los muertos superan los 10.000, en el peor brote que se conozca en la historia.

Las investigaciones realizadas coinciden en que el paciente "cero" fue un pequeño de dos años, de nombre Emile, que se contagió a comienzos de diciembre de 2013 tras jugar con murciélagos de la fruta cerca del lugar donde vivía con su familia. A los pocos días, su madre, hermana y abuela también habían muerto.

Ayer, cuando justo se cumple un año desde que el gobierno de Guinea Conakry alertara a la comunidad internacional que en el sureste de su territorio el ébola había resucitado (entonces ya tenían 80 contagios y 59 fallecidos), el jefe de la Misión de Naciones Unidas para la Respuesta de Emergencia al Ébola (Unmeer), Ismail Ould Cheikh Ahmed, dijo en una entrevista a la BBC que el brote "habrá terminado" hacia fines de agosto, al término del verano. También reconoció que al inició de la epidemia, probablemente hubo falta de conocimiento y cierto grado de arrogancia, "pero creo que estamos aprendiendo lecciones".

En los tres países más afectados, Liberia, Guinea Conakry y Sierra Leona, continúan con medidas de emergencias como la prohibición de funerales tradicionales y reuniones masivas para evitar el contacto con posibles fuentes de contagio.

En este primer aniversario, la organización Médicos Sin Fronteras, dio a conocer un reporte con un análisis crítico sobre esta epidemia y recalca que "aún no ha terminado", pese a que haya una disminución en el número de contagios y mortalidad.

Empujados más allá del límite, título del documento, se basa en una serie de entrevistas realizadas al personal que trabaja como voluntario en la región. Joanne Liu, presidenta de MSF Internacional, dice que "la epidemia de ébola demostró ser un evento excepcional que expuso la realidad de cuan lentos e ineficientes son los sistemas de salud y de asistencia para responder a emergencias".

Según el documento, no solo se trató de una "tormenta perfecta" en la que se conjugó el virus agresivo con el sistema de salud débil. "Para que el brote de ébola se saliese tanto de control, muchas instituciones tuvieron que fallar. Y fallaron, con consecuencias trágicas y evitables", dice Christopher Stokes, director general de MSF.

Para esta institución, aun queda un desafío pendiente, recalca el documento. Para declarar el final de la epidemia, cada persona en contacto con alguien infectado de ébola debe ser identificado. "En Guinea, la cantidad de pacientes nuevamente está aumentando. En Sierra Leona, muchas personas portando el virus que no estaban identificadas en las listas de contactos conocidos de ébola siguen apareciendo. Liberia está actualmente en la cuenta regresiva a cero casos, pero continúa en riesgo mientras el virus exista en los países vecinos", dice MSF en un comunicado.