INELIA SÁNCHEZ (73) se acercó a sus nietos y les dijo que lo que hacía lo hacía por ellos. Martina (14) y Luis (16) (nombres cambiados) la escucharon en silencio. Estaban en tribunales y no habían visto a su abuela por más de un año. La separación del hijo de Inelia con su ex mujer y los conflictos entre ambos causaron que la abuela perdiera el contacto con sus nietos. Por eso cuando los volvió a ver, además de encontrarlos más grandes, aumentó su emoción y nerviosismo: no sabía qué iba a suceder. Meses antes, había decidido presentar una demanda por visita para volver a verlos y esperaba la respuesta de la jueza. "Mi hijo se fue a vivir a Indonesia y me decidí a hacerlo. Mi marido, Héctor, me apoyó en todo momento. Como mi hijo no estaba cerca, yo tenía mayor responsabilidad de que mis nietos se sintieran más cerca de su papá y de su historia a través de nosotros", cuenta.

La de Inelia es una realidad que puede verse en los tribunales de familia. A la salida de las salas de audiencia, hay parejas que quieren divorciarse, padres que buscan la tuición de sus hijos, y también personas, en su mayoría de la tercera edad, que buscan regularizar, tal como Inelia, las visitas con los nietos.

Las demandas por relación directa y regular (visita) han aumentado considerablemente en los últimos años. Sólo a modo de ejemplo, en el 4° Juzgado de Familia de Santiago ingresaron 1.357 de estas demandas en 2006. En 2010, las causas aumentaron a 3.295. Es decir subieron en un 142%. Y aunque no hay cifras oficiales de cuántas de estas demandas corresponden a abuelos, sí, a nivel de percepción, se sabe que han aumentado.

"Sin contar a los padres, quienes más demandan por visita son los abuelos, generalmente, los padres del progenitor con quien no viven los niños. Y esto es factible porque la ley de menores contempla que un juez puede regular el derecho de visita del niño con otros parientes, como abuelos o tíos. En esos términos, la Convención de los Derechos del Niño señala como uno de los derechos fundamentales del niño mantener también un contacto regular y directo con la familia extendida", dice Pedro Maldonado, juez del 4° Juzgado de Familia de Santiago.

Porzia Sprovera, del estudio BCVS Abogados, cuenta que el año pasado tuvo tres juicios en que eran los abuelos quienes demandaban visitas. En lo que va de este año ya lleva cuatro. "En general, son personas cuyos hijos tienen divorcios en donde las relaciones quedan muy dañadas, porque en ocasiones los mismos testigos son los abuelos", dice. Algo similar sucede en el Estudio Jottar & Campodónico Abogados: "En el año 2009 tuvimos tres situaciones, ahora tenemos cerca de seis abuelos que quieren el derecho de visita", dice la abogada Mónica Jottar.

Quiero ver a mi nieto

Esta paulatina llegada de los abuelos a tribunales se explica, en términos simples, por el aumento de los divorcios: en 2008 hubo 22.441 separaciones legales y en 2010 subió a 51.527, según el Registro Civil. "Se están produciendo más divorcios y, por ende, aumentan las posibilidades de tener que regular estos aspectos, como las visitas del niño con sus familiares", dice el magistrado Maldonado.

En general, los abuelos que piden este beneficio son los padres del progenitor con quien no vive el niño. En la mayoría de los casos, los padres se encuentran en procesos de divorcios más complejos y que muchas veces involucra que uno de ellos tenga el régimen de visitas suspendido, lo que repercute en los abuelos. "En nuestro estudio, también ha aumentado el que uno de los padres tiene prohibición del tribunal de comunicarse con su hijo. Eso aumenta la probabilidad de demanda de los abuelos", explica Jottar.

Pero también se dan casos en que un padre falleció y los abuelos quieren seguir teniendo cercanía con sus nietos o porque uno de los padres, tras la separación, se fue del país, tal como el caso de Inelia. En cualquier situación, son abuelos que a consecuencia de un conflicto ajeno, ven afectada la relación entre ellos y los menores.

Eso cuenta Inelia que le pasó. "Era injusta la situación para nosotros. Mi temor era que les pasara algo a ellos y yo no poder ayudarlos. Temía que por mi edad, de repente, por alguna enfermedad ya no pudiera darles consejos", dice dando cuenta de un fenómeno que aunque ella no lo sabe, ya es evidente para Verónica Gómez, sicóloga forense y directora del Instituto Chileno de Peritaje Sicológico.

Según Gómez, el rol de los abuelos ha cambiado: como cada vez las parejas tienen menos hijos, los abuelos se centran en menos niños y eso propicia, muchas veces, una relación más estrecha: "Son personas centradas en la familia; sienten que el nieto es una prolongación de vida de ellos mismos y de sus hijos. Tienen entre 60 y 70 años y se sienten entusiastas y con ganas de disfrutar a sus nietos", dice.

La Sentencia

Inelia toma un radiotaxi y parte a Talagante a buscar a sus nietos. Es el día de las visitas. Después de tres meses, consiguió tener dos días al mes con sus nietos. Y para esas ocasiones se prepara. Deja todo listo para el almuerzo: el pollo asado y los camarones, que a ellos les gustan, y les avisa a sus otros nietos para que vengan.

"En general, los tribunales les otorgan las visitas a los abuelos, esto siempre y cuando no tengan inhabilidades para relacionarse con su nieto o cuando el proceso sea muy complicado. Los horarios de visita dependen de la edad del niño y los regímenes comunicacionales con el otro progenitor", dice Sprovera.

Inelia no está contenta, pero se conforma. No es lo que le gustaría, pero es mejor que no tener contacto alguno. "Me cuesta mucho este régimen. Además, ahora es un día al mes y no dos. Aunque sé que los lolos son reacios a los consejos de las personas mayores, me gustaría poder tener el tiempo de dárselos cuando quisiera y no tener que esperar un mes para aconsejarlos. Yo les digo que su abuela está dispuesta a ayudarlos siempre, más allá de ese día de visita al mes", dice Inelia.