Señor director:

Nada tengo que ver con el Transantiago, salvo que soy un usuario frecuente. Que el acoplado de un bus oruga se hubiese separado del bus principal por un accidente de tránsito, sin duda, es evitable. Pero no es para demoler una política pública con bastante visión, independiente de los errores de implementación.

La tarjeta bip es un avance que debería aplicarse en todo el país. Que los conductores dejen de recibir monedas y billetes mientras conducen no sólo termina los frecuentes asaltos a choferes, sino que permite dar fluidez al transporte de pasajeros. Disminuyeron los accidentes por la competencia en la toma de pasajeros; se acabaron los tacos amarillos y la contaminación excesiva que producían, fenómeno que hoy sería una catástrofe dados los niveles de material particulado en la capital. Fue un gran salto en modernización; por primera vez subimos a un verdadero bus y no a chasis de camiones enlatados y envidriados que en verano eran verdaderas cafeteras y en invierno se llovían.

Contamos con un sistema de transporte del que tampoco ha sido suficientemente valorado que pagando sólo un pasaje se puedan hacer trasbordos. Sin duda debe ser mejorado, y hay que controlar la evasión, pero se trata de un gran avance para esta ciudad. Esto es lo que llaman ver el vaso medio lleno.

Jorge Bravo Santos