La treintena de fanáticos que fue a esperar a Paul McCartney, en mayo de 2011, sabía que su lugar estratégico de vigilia no era en Arturo Merino Benítez (AMB). Sabía de antemano que él usaría las dependencias de la terminal privada ubicada detrás del Aeropuerto de Santiago, la que hace 17 años opera ahí la aerolínea Aerocardal.
Por eso es que para lograr ver al ex Beatle -que esa vez aterrizó a la 1 de la madrugada- los seguidores se instalaron en la calle que bordea toda la losa del AMB, Diego Barros Ortiz. Ahí vieron cómo el inglés entraba a los salones de este aeropuerto privado, que cuenta con una caseta de Policía Internacional para los trámites de ingreso y salida del país, una máquina de Rayos X, una cinta de transporte de equipaje, dos counters (para vuelos nacionales y al extranjero), un pequeño salón de espera y una zona de servicios. Eso, además de una losa que sirve como estacionamiento para 12 naves privadas.
Pese a estar dedicados desde 1991 a recibir vuelos particulares, la empresa Aerocardal -propiedad de la familia Kaufmann, concesionarios de Mercedes Benz en el país- debió trasladarse a Pudahuel en 1996, para ampliar sus operaciones. La demanda había aumentado y no ha dejado de hacerlo hasta hoy.
"En 2008 operábamos 50 vuelos mensuales y cinco años después casi se duplica. Tenemos cerca de 90 viajes al mes", dice el gerente general de la empresa aérea, Ricardo Real.
Es el puerto de llegada al país que ha elegido Madonna, Jennifer Lopez, Justin Bieber, Iron Maiden, Elton John, Lenny Kravitz, John Travolta, Guns N'Roses y Pearl Jam. Principalmente, por la privacidad y la rapidez de los trámites.
"Cuando vino Madonna, en diciembre de 2012, pidió que nadie la viera desde afuera. Por eso, apenas puso sus pies en la losa, una camioneta de vidrios polarizados la llevó rauda al terminal", cuenta Marco Núñez, gerente de este aeropuerto privado.
Cuando se hace imposible evitar la presencia de fans, en este aeropuerto se pueden posar helicópteros que trasladen a los artistas a sus hoteles. "A Justin Bieber debieron llevarlo en uno al W, porque eran demasiadas las fanáticas", cuenta Núñez. Otros como Eddie Vedder, en cambio, salieron a saludar a sus seguidores a pie.
Pero Aerocardal no es sólo terreno reservado a famosos, sino también a importantes ejecutivos extranjeros y dueños de multinacionales.
Nuevo edificio
Los terrenos que ocupa Aerocardal en Pudahuel son una concesión que la Dirección General de Aeronáutica Civil. En diciembre del 2012 extendió ese permiso por 30 años. Cada avión privado que llega, aterriza en losa del AMB -para lo cual debe pagar un impuesto- y luego se dirige hacia el terminal de Aerocardal. Ahí no sólo se hacen los trámites de ingreso, sino que se deja estacionada la nave. Cada una paga cerca de US $ 550 por tonelada. Eso incluye el servicio de guardería.
Dado que los últimos cinco años la demanda aumentó significativamente, en agosto próximo, la cara de este terminal aéreo, que ocupa más de una hectárea al norte de AMB y que está cerca del Grupo 10 de la Fach, cambiará.
La actual estructura será derribada para dar paso a un edificio de dos pisos, que contará con más espacio para counters (aumentarán de dos a seis), un salón VIP, mayor espacio para servicios (cafetería, baños), una sala de reuniones para ejecutivos que prefieran fijar encuentro de negocios allí, más máquinas de Rayos X y una sala de embarque nacional para 80 pasajeros y otra internacional (ver infografía).
La inversión inicial es de US$ 1 millón. A este monto se suman otros US$ 2 millones, que se destinaron a hacer crecer la losa. Esta será inaugurada en julio próximo. A partir de ese momento, podrá recibir aviones de hasta 120 toneladas (Boeing 767), 50 más de las que podía recibir hasta ahora.