El nuncio apostólico en Venezuela, arzobispo Pietro Parolin, podría sustituir a Tarcisio Bertone en el cargo de secretario de Estado del Vaticano. Así, el Papa Francisco da un nuevo paso en el camino de renovación de la Curia y pone fin a la era del poderoso "número dos" del Vaticano elegido por Benedicto XVI en junio de 2006. La Santa Sede debería confirmar la información pronto, según el diario Corriere della Sera -el más grande de Italia-, que adelantó la noticia. La sustitución, sin embargo, será efectiva en octubre, para dejar el tiempo al supuesto nuevo secretario de Estado para organizarse y desplazarse desde Caracas.

El hombre que el Papa elegiría como brazo derecho nació en el norte de Italia, cerca de Venecia, el 17 de enero de 1955. Ordenado sacerdote en 1980, seis años más tarde, Parolin entró en el servicio diplomático vaticano. Estuvo en Nigeria y en México. En noviembre de 2002 fue nombrado vicesecretario del secretario de Estado Angelo Sodano, con competencias sobre las relaciones con los estados: fuera de la jerga eclesial, su puesto era comparable con el número dos del Ministerio de Relaciones Exteriores. Además, ha representado al Vaticano en una serie de misiones delicadas, incluyendo viajes a Corea del Norte y Vietnam, como también en la conferencia de Annapolis en 2007, donde el gobierno de George W. Bush auspició un diálogo para buscar una solución al conflicto en Medio Oriente. En agosto de 2008 fue ascendido a arzobispo y enviado como embajador a la Venezuela de Hugo Chávez. Allí también creció su reputación como uno de "los mejores y más brillantes" diplomáticos de su generación. Es visto como un gran trabajador, bien informado y dotado de la capacidad de ver los temas desde múltiples puntos de vista. Tendrá que desplegar toda su experiencia diplomática para ayudar en la empresa principal del Pontificado de Francisco: reformar la curia romana. Con ese objetivo, en abril pasado, el Papa instauró un consejo asesor de ocho cardenales de todo el mundo, entre los que se encuentra el cardenal chileno Francisco Javier Errázuriz.

El momento de transición entre los dos pontificados de Joseph Ratzinger y Jorge Bergoglio es muy delicado. Tras la inesperada renuncia de Benedicto XVI por "falta de fuerzas", el nuevo Pontífice fue elegido con el expreso desafío de acabar con las divisiones, las redundancias y la falta de transparencia en la gestión financiera del Vaticano. El informe realizado por tres cardenales sobre el escándalo de 2012 de filtraciones de información vaticana, conocido como "Vatileaks", fue comentado en las reuniones cardenalicias previas al cónclave y estaba en la mesa durante el primer encuentro entre los dos pontífices.

El principal afectado por ese caso fue Tarcisio Bertone, quien quedó en entredicho. Tanto, que en julio pasado, en una entrevista a la revista estadounidense National Catholic Reporter, el cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, dijo que le sorprendería si el Papa no cambiara al secretario de Estado antes de octubre.