Tal vez usted ha disfrutado por años leyendo las historietas de Condorito y sus amigos, y hasta hoy está convencido de que el simpático pajarraco es un emblema de chilenidad. Y sin duda lo es. Pero en el elenco creado por Pepo hay otro personaje que, como ahora sabemos, también es auténtica e innegablemente chileno, y ya va siendo hora de que lo apreciemos en su justo valor: Washington, el pequeño quiltro de orejas caídas, es en realidad un ejemplar de "quilterrier", o terrier chileno, una raza que -si hay suerte- pronto será certificada como autóctona.
No ha sido fácil para este canis chilensis hacer valer su pedigrí. Pese a que sus congéneres aparecen en numerosas fotos históricas -acompañando lealmente a mineros, campesinos, trabajadores, niños, etc.-, el terrier chileno parecía condenado por el extendido prejuicio que le negaba su identidad: "¿Raza? No, señora, este perro no es de raza, es sólo un quiltro".
¡¿Sólo un quiltro?! Menos mal que hay personas con más criterio, información y sentido de justicia que han realizado una verdadera cruzada en pro del reconocimiento de nuestro can nacional, orgullosa y fina mezcla de perros autóctonos y europeos. Ya se ha identificado a más de 400 ejemplares "puros" de quilterrier y se está en proceso de armar el pedigrí, esto es, la historia de la estirpe.
No faltarán los arribistas que, una vez que la raza sea "oficial", comenten que siempre habían intuido la potente chilenidad de nuestros quiltros. "¡Ja! -diría Washington-. A otro perro con ese hueso". (MOJ)