El festivo "Día patriota" debía finalizar ayer entre aplausos y felicitaciones a los ganadores de la 117ª edición del Maratón de Boston (Massachusetts), la más antigua del mundo y la segunda en importancia, en términos de cobertura mediática en Estados Unidos después del Super Bowl. Sin embargo, alrededor de las 14.50 horas, dos explosiones casi simultáneas, a pocos metros de la línea de meta, ensombrecieron de sopetón una jornada hasta entonces deslumbrante en términos deportivos. Otras dos bombas fueron descubiertas en las cercanías de la meta, las que luego fueron detonadas de forma controlada por los expertos. Un tercer incidente se registró cerca de las 16 horas en la no lejana biblioteca John F. Kennedy, pero no estaba claro si estaba relacionado o se trató sólo de un incendio.
Hasta ayer el atentado, el mayor registrado desde el 11 de septiembre de 2001, había dejado, al menos, tres muertos y 130 heridos de diversa consideración; según la cadena Fox News, 10 de los lesionados ingresados en el Massachusetts General Hospital tienen miembros amputados. Además, autoridades locales confirmaron que uno de los fallecidos es un menor de ocho años.
"Todavía no sabemos quién lo hizo y por qué y no debemos adelantar conclusiones (...), pero que nadie se equivoque: averiguaremos quién lo hizo y por qué, y cualquier responsable sentirá todo el peso de la justicia", prometió ayer el Presidente Barack Obama, sin mencionar el término terrorista. "No estamos seguros de que estos incidentes estén relacionados, pero estamos trabajando sobre la hipótesis de que lo estuvieran", dijo, en tanto, el titular de la policía de Boston, Ed Davis. Fox News también informó que una persona de origen saudita había sido detenida, sospechosa de tener relación con los estallidos, sin embargo, esa información fue desmentida.
Al momento de las explosiones, el maratón llevaba 04.09 horas de desarrollo y los corredores de elite ya habían concluido el recorrido. A modo de precaución, los rezagados de la carrera de 42 kilómetros fueron redirigidos lejos de la zona de las explosiones. La agencia AP consignó que las autoridades ayudaron y sacaron a los corredores heridos del lugar, mientras que los espectadores ensangrentados recibieron atención médica en las carpas habilitadas para atender a los deportistas. "Estaba tan cerca, fue horrible. Escuché la fuerza de la explosión. La gente escapaba. Vi víctimas desparramadas por todos lados", narró la periodista Jackie Bruno, de la cadena New England. "No podíamos ver nada y corrimos", contó, a su vez, la corredora Pam Howze al diario The Washington Post.
Mientras, ayer continuaban las indagatorias sobre el origen de la detonaciones en Boston, tanto la policía de Nueva York como la de Washington D.C. aumentaron la vigilancia en puntos clave de ambas ciudades, incluyendo el espacio aéreo. Aunque los encargados de la seguridad en la "Gran Manzana" no dieron mayores detalles sobre el despliegue, la agencia EFE destacó que se trata de una operación preparada tras los atentados terroristas del 11/9, en Nueva York y Washington D.C., y que en el pasado este operativo se puso en marcha tras los ataques de Londres de julio de 2005 y de los de Bombay (India), en noviembre de 2008. En ambas ocasiones, unidades especiales de la policía neoyorquina fueron enviadas a vigilar preventivamente Wall Street, las principales estaciones de transporte público y hoteles, además de instituciones federales y municipales. En Washington, la avenida Pennsylvania, que conduce al frontis de la Casa Blanca, fue bloqueada.
Paralelamente, la policía del Reino Unido indicó que comenzaron a revisar los planes de seguridad para el Maratón de Londres, que tendrá lugar el 21 de abril. Se trata de la próxima fecha importante a nivel internacional del deporte.