Una de las tantas paradas de la mítica Ruta 66 en Estados Unidos es Albuquerque, una ciudad de 557 mil habitantes ubicada en el corazón del desierto en el estado norteamericano de Nuevo México, famosa por su festival de globos aerostáticos, pero más conocida en el resto del mundo por ser el escenario que le dio vida a la aclamada serie de televisión Breaking Bad.
Pero esta urbe, la más grande de este estado, sirve también como una suerte de termómetro para medir cómo votarán los latinos residentes de Estados Unidos en las elecciones presidenciales de noviembre de 2016 y también en las primarias.
Aquí el voto latino importa: el 40% de los electores de la ciudad son latinos y se espera que entre un 75% y un 80% acuda a las urnas para elegir al sucesor de Barack Obama. En las elecciones de 2012, en las que el Presidente fue reelecto, Nuevo México votó demócrata, al igual que en 2008. Pero en 2004, votó por la reelección del republicano George W. Bush. Y en los 80, fue un estado absolutamente republicano.
Por eso es que los polémicos dichos del precandidato republicano Donald Trump, contra los inmigrantes mexicanos, han tenido grandes repercusiones en Nuevo México y Albuquerque.
"Yo no me siento ofendida porque yo sé lo que soy y él puede decir lo que quiera, pero hay que tener mucho cuidado. Porque dice que quiere mandar a todo el mundo de vuelta a su país. Si no eres ciudadana te tienes que ir pa´tu país ¿Te imaginas?", dice la cubana Ana Teruel, de 51 años, a La Tercera. Esta mujer llegó al país hace 14 años y espera convertirse en ciudadana antes de que los estadounidenses acudan a elegir al próximo Presidente.
Ana, quien trabaja como mucama en un hotel de lujo en medio del desierto y teme que si Trump llega a la Casa Blanca, el acercamiento entre su país de origen y Estados Unidos quede en nada. "El lo va a destruir en una hora que coja la Presidencia. Todo lo va a cerrar con Cuba", comenta.
Al igual que Ana, Luis Carlos Novoa, un ecuatoriano de 39 años, llegó también hace casi 14 años al país. Desde el Old Town de Albuquerque, un pequeño centro histórico que se asemeja al lejano oeste de las películas, se gana la vida vendiendo su música, una mezcla de canciones tipo Simon and Garfunkel, pero con entonaciones andinas.
A pesar de ser ciudadano y de haber votado en elecciones anteriores, también se siente discriminado por los dichos de Trump. "Se mete con todos, no con uno ni dos, sino que con todos. Es una discriminación tremenda, se ve el racismo a flor de piel. No debería ser así y los latinos se están dando cuenta, el voto latino es muy importante aquí", dice a este diario.
Los analistas locales concuerdan con Novoa. "El voto latino en Nuevo México es crítico para ganar una elección. Es el estado con mayor proporción de latinos en la población general", explica Christine Sierra, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Nuevo México a La Tercera.
La preocupación de la comunidad latina en Albuquerque no es menor. Según un promedio de encuestas del sirio Real Clear Politics, Trump marcha primero en las encuestas de las primarias republicanas, con un 23% de intención de voto, seguido del cirujano negro Ben Carson, con un 17% de respaldo.
Isiah García, es un norteamericano cuya familia de origen mexicana es dueña del restaurante La Hacienda, una de las tantas taquerías de la ciudad. "No estoy de acuerdo con él para nada. Creo que los inmigrantes construyeron este país. Probablemente voy a votar por los demócratas. Creo que Donald Trump tiene una guerra contra la gente de piel morena. No le gusta la gente de Medio Oriente, no le gustan los mexicanos, no le gusta que nadie sea moreno. Creo que eso es lo que sucede", dice García.
La población latina de Nuevo México también presenta otra característica particular: es la más participativa, una excepción dentro de los otros estados del país.
"Lo que hace única a nuestra población latina o hispana en Nuevo México es que hay menos probabilidades de que sean inmigrantes o hijos de inmigrantes de primera generación que en otros estados, a pesar de que es un estado junto a la frontera, la mayoría de la población hispana ha estado aquí por varias generaciones. Están acostumbrados al sistema de elección de Estados Unidos, están acostumbrados a votar", explica Gabriel Sánchez, un experto en voto latino de la Universidad de Nuevo México.
Pero también hay excepciones. El ecuatoriano Arturo Salazar, de 44 años, aún no es ciudadano de Estados Unidos. Y es uno de los muchos latinos que siendo residentes aún no han regularizado su situación. "No hay ningún candidato que esté hablando en serio sobre migración, ninguno está diciendo 'yo voy a ayudarles'. Este señor Trump se está yendo en contra, pero ninguno lo está haciendo a favor tampoco, ni demócratas ni republicanos", plantea a este diario.
Tras los debates republicanos, Donald Trump, cuya fortuna se estima en US$ 4.500 millones, no ha hecho más que reafirmar su condición de favorito. En un principio, pocos creían que lograría mantenerse por tantas semanas al tope de las encuestas.
Según un sondeo de la Universidad Quinnipiac, Trump es el precandidato republicano favorito en estados clave como Florida, Ohio y Pensilvania. En Florida, la demócrata Hillary Clinton lo supera por poco, con un 46% sobre un 42% de Trump. En Ohio ambos precandidatos están empatados (43% contra 42%), al igual que en Pensilvania, donde la ex secretaria de Estado obtiene un 44% y Trump un 42%.
Pero en Albuquerque no todos rechazan al multimillonario. "Aquí todos quieren a Donald Trump", dice César a La Tercera, un chofer particular de un poco más de 30 años cuyos padres llegaron desde Chihuahua, México, cuando eran jóvenes. A pesar de que César no tiene claridad sobre quién va a votar -"ahorita ninguno me gusta", dice-, sí percibe que en su entorno, el precandidato republicano cuenta con apoyo.
"Lo interesante es que a pesar de que una gran mayoría de hispanos de Nuevo México no son grandes fanáticos de lo que Donald Trump tiene que decir, sobre todo lo que tiene que decir sobre los mexicanos, aún hay un porcentaje menor que de cierta manera está de acuerdo con las principales percepciones de que la migración mexicana podría causar problemas para Estados Unidos. Es un porcentaje menor pero probablemente mayor del que se ve en el país, debido a que un gran porcentaje de hispanos que llegaron hace varias generaciones tiene a sus antepasados en España y no tiene mayor cariño con México", explica Sánchez.
Isaiah García lo ha visto en su propia familia. "Si le preguntas a las personas de aquí, a los latinos, muchos de ellos son conservadores, es muy interesante. Las generaciones más viejas, quienes están sobre los 50 años, son más conservadores", cuenta. Pero para él, el efecto Trump, como lo llaman, ya sea para bien o para mal, está incentivando a los latinos a votar e interesarse por la política. Esto lo tiene claro Ana, la cubana: "Eso es lo que quiero hacer, me voy a poner las pilas y voy a hacerme ciudadana para poder votar", concluye.