El clima de tensión entre Venezuela y Colombia ha aumentado en las últimas semanas. A los llamados hechos por el Presidente de Venezuela Hugo Chávez al Ejército para que se prepararan para una guerra y las calificaciones de "traidor", "mafioso" y "bastardo" con las que se refirió a su par colombiano Alvaro Uribe, el jueves se sumó la destrucción de dos puentes peatonales fronterizos por parte de soldados venezolanos, que fue calificado por Chávez como "algo rutinario".

Pese a ello, Uribe -a diferencia de otras ocasiones- optó por el silencio. Sin embargo, ayer el mandatario colombiano aludió al conflicto pero sin hablar explícitamente del líder venezolano. "Soy muy mal oyente. Tengo un defecto para el canto, pero resulta ser una cualidad para la política: Soy muy sordo. Y además como conozco mi temperamento, hay cosas que no puedo oír", dijo en una entrevista con la radio local RCN. Uribe, además, afirmó que ordenó a los miembros del gobierno a "nada de desafíos verbales. Lo que hay que hacer es, mientras no haya diálogo bilateral, acudir a los organismos internacionales (...) nosotros no podemos producir ningún gesto de provocación".

Una de las razones del por qué el gobernante optó por el silencio, es la reciente recomposición de las relaciones con su otro vecino Ecuador, dañadas luego de la acción militar colombiana en ese territorio y que terminó con la muerte -entre otros- del líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), Raúl Reyes, en marzo de 2008. El jueves pasado los ministros de Defensa respectivos participaron -en Bogotá- en la reanudación de la Comisión Binacional Fronteriza, mecanismo de seguridad y cooperación entre Colombia y Ecuador.

Expertos también apuntaron que la actitud de Uribe busca no perjudicar la exportación de productos colombianos a Venezuela. Se estima que el intercambio comercial entre ambos países, que es de US$ 7.000 millones anuales, ha caído a la mitad desde el rechazo venezolano a la apertura de bases estadounidenses en territorio colombiano.

Por su lado, los detractores del gobierno colombiano aseguran que el silencio del mandatario es para que Chávez no divulgue antecedentes sobre las presuntas vinculaciones de Uribe con los paramilitares.

En ese clima, el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, hizo un llamado a la "máxima prudencia" entre ambas naciones, mientras el mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, como presidente de Unasur, pidió anoche a sus colegas del continente garantizar la plena vigencia de la decisión del grupo que declaró a la región como una "zona de paz".