Ahí está. De frente al escenario. De frente a su gente que lo ovaciona por el solo hecho de estar ahí. Andrés Calamaro está vestido de negro, se ha sacado los anteojos y abre los brazos hacia las dos mil personas que la noche del domingo han repletado el Auditorio Dr. Angel Bustelo de Mendoza. Jumpin' jack flash de los Rolling Stones, fundida con El salmón, es lo primero que suena en la sala de acústica donde todos se olvidan de las sillas. "Olee olee olee oleeeee, Andreeeees, Andreeeees", se escucha en un coro de tono futbolero que se repetirá durante toda la noche y el cantante retribuye con canciones. Nuevas y probadas. Suyas y de otros.

On the rock se llama su nuevo disco y su regreso a Mendoza le sirvió para mostrar el sabor de un trabajo rockero con coqueteos a estilos que el público podrá comprobar desde el 1 de junio. Apoyado en su compacta banda que lo tiene a él sumando a un sólido muro de tres guitarras, más los teclados de Tito Dávila, el pulcro desempeño en la batería del "Niño" Bruno y el bajo de su inseparable Candy Caramelo, adelantó que sigue sensible a las baladas (Todos se van), que su fibra pop está intacta (el single Los divinos), que su curiosidad puede llegar hasta la ranchera (Te solté la rienda, original de José Alfredo Jiménez, cantada a medias con Enrique Bunbury en el disco) y que su pasión por el rock afilado se mantiene firme (Paso doble de los amigos ausentes).

"Si esto es la sangre de Cristo, hay que matarlo más seguido", es uno de los chistes que lanza en medio de las dos horas de show, justo cuando descorcha un botella, saca unas copas y brinda con sus compañeros para celebrar. Porque Calamaro lo está pasando bien. Disfruta sobre el escenario y se da el lujo de pedir a la gente que guarde las cámaras digitales, porque es mejor concentrarse en la música.

Las nuevas canciones se mezclan con un pasado que hace cantar a un teatro dominado por jóvenes sub 30. Nunca es igual pasa fundida con Get up stand up de Bob Marley. Y No woman no cry se mezcla con Te quiero igual. The Police también tuvo su cita con Walking on the moon en medio del desenlace de All you need is pop. Una dedicatoria a Maradona y un teatro en llamas cantando la trilogía compuesta por Estadio azteca, Crímenes perfectos y Flaca fue el cierre de una noche que Calamaro "en caliente", resumió en su blog como "un recital de rock con emociones desbordantes". Y así fue.