El problema parece latente, ya que aún no se ha declarado la alerta. Seis de los nueve departamentos bolivianos fueron afectados la semana pasada por un amplio corte eléctrico. El gobierno de Evo Morales sostuvo que la suspensión del servicio se debió a "emergencias y fallas fortuitas" en las generadoras. Sin embargo, desde sectores empresariales se expresó el temor de que los cortes deriven en un racionamiento eléctrico, que termine afectando el normal funcionamiento del país, a raíz de una falta de inversiones en el sector, nacionalizado desde el año pasado.

La primera alarma la dio el mismo Evo Morales el 3 de agosto, cuando declaró que Bolivia enfrenta un grave déficit en la generación de energía eléctrica, por lo que pidió hacer un uso "racional y eficiente" de la electricidad para evitar apagones. Incluso, el gobernante dijo que la principal generadora del país, Guaracachi, "está en quiebra" y que en sus años en la Presidencia no pudo resolver el déficit inminente. "Hay que reconocer, críticamente, que apenas aportamos con una planta termoeléctrica y esto no es suficiente", admitió entonces Morales ante un grupo de empresarios. Pero poco después, la Empresa Nacional de Electricidad (Ende) aseguró que el presidente había sido "malinterpretado" y que al hablar de quiebra se estaba refiriendo al proceso de capitalización.

Sin embargo, una semana después de las declaraciones del mandatario, gran parte del territorio boliviano se quedó sin luz, principalmente en los departamentos de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Oruro, Chuquisaca y Potosí. Es decir, los más poblados del país. Pero el gobierno aseguró que se trata de un tema puntual, y que Guaracachi está funcionando a medias, debido a que tiene una turbina dañada, la cual fue llevada a Houston, Estados Unidos, para ser reparada.

Incluso, el Vicepresidente de Bolivia, Alvaro García Linera, salió a aclarar que no hay peligro de déficit energético. García dijo el lunes que con la compra de dos turbinas y una inversión de US$ 200 millones, el abastecimiento se normalizará. "Vamos a comprar dos turbinas (...), las cuales llegarían aquí en noviembre. Con ellas se va a aumentar como en 40 megavatios (la generación de energía)", declaró.

En la actualidad, la demanda de energía eléctrica en Bolivia es de 1.090 megavatios, mientras que la oferta actual es de 1.250 megavatios. "Se trata de un equilibrio precario porque apenas surgió un problema hizo sucumbir el sistema energético", dijo a La Tercera el analista boliviano José Blanes.

"Hasta ahora no ha habido déficit de energía y es verdad que estamos con una reserva, tal vez no de las óptimas", afirmó Nelson Caballero, gerente general de Ende, quien aclaró que, eventualmente, podría haber más cortes, pero que no serán permanentes.

Pero los empresarios no vislumbran tan tranquilos el panorama que se les viene. Junto con asegurar que alguna maquinaria resultó dañada con los cortes, temen que la inestabilidad energética complique sus planes de expansión. "Lo que más nos preocupa es recuperar la seguridad energética del país, porque proyectos importantes que se estaban visualizando para el corto o mediano plazo no se van a poder consolidar", declaró al diario paceño La Razón Gabriel Columba, vocero oficial de la Cámara de la Industria, Comercio, Servicios y Turismo (Cainco) de Santa Cruz.