El llanto desconsolado de los jugadores argentinos tenía razones justificadas. Sonaba el pitazo final del partido entre la Albiceleste y Honduras y el 1-1 devastaba a los transandinos. El final no era sólo del partido. Se acababa también la ilusión olímpica y se confirmaba un tempranero regreso a casa. Con las manos vacías.

El equipo de Julio Olarticoechea, que se hizo cargo de la banca por emergencia, dejando el seleccionado femenino para asumir la expedición a Río tras la salida de Gerardo Martino, nunca se encontró en Brasil. Puso empeño y ganas, pero el juego jamás apareció. Demasiado poco para un equipo que, en principio, tenía las más altas expectativas en la competencia.

Ante Honduras las cosas no variaron respecto del resto del torneo. La caída ante Portugal y el ajustado triunfo sobre Argelia en las dos primeras jornadas habían tenido un denominador común: la falta de finiquito. Frente a los centroamericanos las cosas siguieron igual. A ratos tuvieron la pelota, la administraron, aunque sin ideas, pero llegaron al arco rival y generaron peligro. Puras individualidades que, pese a todo, carecieron de la puntería necesaria y terminaron presos de la frustración. Y de la pena. Las obvias por no estar a la altura de las circunstancias. Por si fuera poco, Ángel Correa falló un penal cuando el partido estaba 0-0 que pudo cambiar la historia. Y aunque Gerónimo Rulli contuvo otro, el meta tampoco pudo evitar la eliminación. Y el fútbol argentino parece seguir en caída libre.

Olarticoechea, afectado de manera visible, le restó responsabilidad a los futbolistas. Dijo sentirse orgulloso "porque lo dieron todo". "El fútbol es esto: alegría y tristeza", matizó. "Ya no le ganas a cualquiera con la camiseta. En el fútbol ganas haciendo goles y nosotros llegamos mucho, pero no concretamos. Eso te genera ansiedad y te quita tranquilidad", concluyó.

Y entre la frustración y la pena, los reclamos. Nadie escondió, o nadie quiso esconder, las dificultades del proceso. "Si no organizas bien las cosas, difícilmente tengas resultados. Hay buenos técnicos, buenos jugadores. Falta orden en la AFA", dijo el DT. "No pudimos ni practicar pelota parada. Era todo muy básico, no teníamos tiempo. Esa fue la realidad. Esperemos que esto no ocurra nunca más", finalizó. Los jugadores también se quejaron del desorden, de la falta de jugadores en la preparación, de los pocos recursos. A esa altura, las explicaciones apenas maquillaban la frustración. Argentina vuelve a casa sin cumplir con sus autoimpuestas expectativas. La ilusión duró tres partidos.

En el grupo C, en tanto, el campeón defensor, México, cayó por la cuenta mínima ante Corea del Sur y también deja Río decepcionado. En el otro partido del grupo, Alemania apabulló 10-0 a Fiji. Mientras, en el B, Nigeria y Colombia avanzaron a la siguiente fase. Finalmente, anoche se definía la suerte de Brasil. Los locales chocaban con Irak intentando evitar un papelón.