El arzobispo de Milán, Angelo Scola, era uno de los favoritos para ser elegido Papa antes de que se pronunciara el "¡Extra omnes!" ("¡Todos fuera!", en latín) y comenzara la meditación en la Capilla Sixtina. Sin embargo, según dio cuenta ayer el diario italiano La Stampa, poco después de que se iniciara el cónclave el martes pasado, el cardenal argentino, Jorge Mario Bergoglio, "sorpresivamente obtuvo el mayor número de votos". De acuerdo con el rotativo italiano, al principio la votación estuvo muy repartida entre los purpurados, lo cual significó una señal de advertencia para el arzobispo de Milán.
Según ese medio, el camino de Scola para ser Papa fue bloqueado por la confluencia de dos alianzas y dos sistemas de evaluación diferentes: el no europeo (específicamente de Sudamérica), que planeó llevar el papado fuera del Viejo Continente por primera vez; y el grupo de la Curia liderado por el secretario de Estado vaticano, Tarcisio Bertone, y el decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano, quienes no se llevaban bien con Scola. Según el reporte de ese medio, las razones de este antagonismo serían "envidias y rivalidades" viejas. Bertone nunca olvidó el consejo que le dio Scola al Papa durante una reunión en Castelgandolfo, en medio de la crisis que generó el perdón otorgado al obispo lefebvrista Richard Williamson, quien había negado el Holocausto judío. El consejo no habría sido otro que pedir la salida del secretario de Estado. Por otra parte, Sodano -quien no votó, pero lideró las congregaciones previas- se encontraba en el lado opuesto a Scola en varias luchas de poder por el control de las instituciones católicas. Así, ninguno de los 28 cardenales italianos votó en la misma dirección.
Por otro lado, medios europeos señalaron ayer que el arzobispo de Sao Paulo, el brasileño Odilo Scherer, favorito de la Curia, fue el principal contendor de Bergoglio en el cónclave. El cardenal argentino ganó luego de cinco votaciones.