En El Priorato no hay una de esas placas de cerámica azul que marcan las antiguas residencias de políticos, escritores, científicos o exploradores famosos. Sin embargo, durante un tiempo, esta llamativa villa gótica, alguna vez en medio de hectáreas de bosques, fue la casa más famosa de Londres. Las escandalosas fechorías detrás de sus muros almenados levantaron las faldas de la Inglaterra victoriana.

Charles Delaunay Turner Bravo era lo que los contemporáneos habrían llamado un malnacido. Su esposa, Florence, era una mujer de, si no mala, dudosa reputación. En 1876, su turbulento matrimonio terminó en uno de los casos de asesinato más sensacionales del siglo. La lascivia pública hizo a un lado la mojigatería almidonada de la época, mientras la nación escuchaba una espeluznante narración de embriaguez y libertinaje.

El abogado de 31 años murió envenenado con antimonio. Primera en la lista de probables asesinos estaba Florence. Hija mayor de un magnate que había hecho su fortuna en las minas de oro de Australia y viuda, era más rica que su marido. Las cosas anduvieron mal desde el principio. Su nuevo esposo resentía su riqueza, era físicamente agresivo y, oyeron los investigadores, la sometió a "actos sexuales degradantes". Bravo bebía demasiado y se sabía que las mujeres victorianas administraban pequeñas cantidades de antimonio para frenar el alcoholismo de sus maridos. ¿Y si Florence simplemente había subido la dosis?

El Priorato se encuentra en Bedford Hill, en el barrio Balham, al sur de Londres. En el borde de Tooting Bec, su fachada blanca hoy se ve flanqueada por dos modernos edificios de departamentos. La casa misma se ha dividido en viviendas para jóvenes profesionales. Si bien la grandeza se ha perdido, el misterio persiste. Un siglo y medio después de la muerte de Charles Bravo, escritores y detectives aficionados están tan intrigados como entonces por el crimen sin resolver.

Cuando El Priorato se construyó, en 1822, Balham era prácticamente rural. Una vieja guía inmobiliaria resalta que "Balham tiene muy poca antigüedad y ninguna historia de la que valga la pena hablar". Sin embargo, también señalaba que el desarrollo inmobiliario que había comenzado con la llegada del West of London and Crystal Palace Railway, en 1856, era de un carácter "eminentemente respetable". No es de extrañar que el área hubiera "sido elegida como lugar de residencia de los ricos".

Uno de quienes vieron su potencial fue Alfred Heaver. Compró grandes extensiones de lo que había sido la finca de William Bedford Cubitt, hermano del famoso arquitecto Thomas. Durante la década de 1880, comenzó la construcción de casas familiares a lo largo de Ritherdon Road. Ahora un área de conservación, la propiedad Heaver se ha convertido en una de las favoritas para familias jóvenes acomodadas.

Constructores y especuladores victorianos también estaban ocupados en el lado norte de High Road, en los campos abiertos y bosques de lo que había sido Balham Farm. Nightingale Lane, que conecta los bordes meridionales de Wandsworth y Clapham, proveyó el terreno para varias viviendas unifamiliares grandes, muchas con establos y huertos, para quienes viajaban diariamente a la City.

A mediados de la década de 1930, la construcción de Du Cane Court, un monumento glorioso al art decó y, al mismo tiempo, la mayor construcción de departamentos de propiedad privada en Europa, parecía cimentar Balham como un centro próspero. El Tube había llegado una década antes. Luego vino la guerra. Balham cayó en tiempos difíciles. Para los 50, las grandes casas eran residenciales para trabajadores inmigrantes de Irlanda y más tarde, del Caribe. El centro de la ciudad derivó en decadencia.

Balham, sin embargo, está de vuelta. El boom de Lawson en los 80 fue seguido en los 90 por la burbuja de Brown. Los banqueros de la City miraron al sur. Clapham estaba sobrevendido; Balham ofrecía grandes casas y tres parques.

Toby Turnage, gerente de los corredores Douglas & Gordon, conoce la zona mejor que nadie. Ha estado vendiendo en el sur de Londres por más de nueve años y en Balham, por seis. Cuando se trata de las casas importantes, dice, la demografía de los compradores es evidente: la gran mayoría trabaja en la City. Espacio, grandes jardines, escuelas privadas y servicio de transporte de primera clase están entre las atracciones obvias.

Turnage dice que los precios de las propiedades más deseables en Balham Park Road han alcanzado el nivel de 4,5 millones de libras. Villas de doble fachada algo más pequeñas en el Triángulo Nightingale se acercan a la misma cifra. Jeremy Heywood, el secretario de Estado del Reino Unido, se quedó con una a precio de ganga, por un millón y algo, hace unos años. Una gran casa adosada en Endlesham o Ramsden Road, probablemente, se vendería por un poco menos de 3 millones de libras. Para aquellos que están contando las monedas, Turnage dice que todavía se pueden conseguir casas pareadas victorianas más pequeñas por entre 1,2 millones de libras y 1,5 millones de libras.

The Bedford es un próspero escenario para música y comedias. Una villa Heaver con vista a Tooting Bec se puede comprar por unos 3 millones de libras. El progreso tiene inconvenientes ocasionales: las magdalenas y el pan artesanal han reemplazado a la mandioca, el ñame y la batata en el mercado de Hildreth Street. El aumento de las rentas forzó la salida de la alegre tienda de música caribeña.

En cuanto al caso Bravo, bueno, nunca podría haber terminado felizmente. Charles fue enterrado entre las capillas (góticas) de West Norwood Cemetery. Florence cayó en la botella. En un par de años, ella también había muerto envenenada, aunque esta vez con alcohol.

Traducción: Marcela Corvalán