Aunque el programa de humor El club de la comedia ya no está en la pantalla chica, desde el próximo jueves se podrá ver a dos de sus más populares personajes nuevamente en la pantalla grande. La próxima semana llega a los cines Fuerzas especiales 2, centrada en los cabos Freire y Salinas - ¡Buenos días, buenas tardes!-, con el mismo tipo de humor que los hizo populares en el programa de televisón y la anterior entrega: personajes bondadosos, pero de habilidades limitadas. Eso sí, ahora regresan bajo la dirección de Ernesto Díaz, el mismo de Miargeman.
Esta secuela de la película -que con 321.146 espectadores fue la chilena más vista del año pasado-, parte con los cabos como miembros de las fuerzas especiales de Policías de Chile. Se ven involucrados en el intento de frenar los disturbios en las marchas estudiantiles y tienen una gran misión, tratar de parar a Rikichi (Fernando Gutiérrez), el joven líder de la banda criminal Los cimarra, que con miembros de entre apenas ocho y 14 años tiene desesperada a las Policías de Chile por su amplio conocimiento tecnológico.
En lo personal, el cabo Freire (Sergio Freire) ha terminado su relación amorosa con la señora mamá (Silvia Novak, la madre de su compañero que asesinó accidentalmente en la primera parte), pero encuentra una posible oportunidad donde menos lo espera: una madre soltera interpretada por Mali Jorqueira. Por su parte, el cabo Salinas (Rodrigo Salinas) se ha casado con la cabo Vergara (Loreto Aravena) y están tratando de formar una familia.
Es en este escenario que Salinas y Freire deben lidiar con ser acusados de un crimen que no cometieron convirtiéndose en prófugos, además del hecho de que su rival de la primera cinta, el ex teniente de la FDI (Fuerza de Investigaciones), encarnado por Ariel Levy, es liberado de la cárcel por buena conducta a pesar de haber cometido delitos como tráfico de drogas, extorsión e intento de homicidio.
Maquillaje y efectos visuales
Si bien pasan muchas cosas durante los 95 minutos que dura la película, con una historia paralela que involucra al mayor Espinoza (Patricio Pimienta), quizás la mayor novedad viene de la mano de la elección de Díaz como director.
Esto se debe a que el cineasta es especialista en el género de acción y eso se nota desde los primeros minutos de esta secuela, donde se multiplican las escenas de este tipo en comparación con la primera parte, teniendo al personaje del Teniente Rojo (Boris Smirnow), como un buen aliado al momento de mostrar destreza física.
En términos estéticos, también se nota un uso más cuidado de efectos visuales y del maquillaje al mostrar las numerosas heridas que sufren personajes como el interpretado por Juan Pablo Flores, quien dejó de ser el eterno borracho de la comisaría para tener un rol más importante en la institución.