La versión más generalizada indica que fue el productor Andrés Venegas quien descubrió el lugar: un terreno de más de una hectárea, poblado de árboles y animales, y distante a unos pocos kilómetros del Villorrio El Olivar, la localidad más cercana, según el último cartel antes de la entrada principal. En medio de la quietud del lugar, sólo la mirada curiosa de algunos vecinos ante cada auto que ven pasar advierte sobre la proximidad del terreno donde, por estos días, Canal 13 tiene a decenas de personas trabajando en Mundos opuestos, el nuevo reality de la estación.
"Nosotros estamos viviendo nuestro propio reality", dice uno de los trabajadores, mientras instala, bajo el inclemente sol de Pirque, un tubo de madera en lo alto de una gran estructura. La misma que en los próximos días servirá para que los 21 participantes que quedan compitiendo en el encierro definan su futuro en el programa.
El sacrificio del equipo ha dado frutos: el espacio ha liderado la sintonía nocturna todos los días desde su estreno, hace una semana exacta. Estos buenos resultados son una de las principales motivaciones de las 150 personas que, a diario, viajan cerca de una hora desde Santiago hasta este inconcluso proyecto de centro recreacional, donde trabajan las 24 horas repartidos en tres turnos diarios.
Es el caso de Carolina Contreras y Valeska Arcos, maquilladora y estilista, respectivamente, quienes aprovechan un rato libre para fumar un cigarrillo con la coanimadora Karla Constant, en un rincón junto a los 10 contenedores que conforman el centro de operaciones del equipo.
En cada uno de estos se instaló, entre otras, una oficina con pertenencias y medicamentos de los participantes; una sala de vestuario, desde donde a diario Ana Vergara envía por bus decenas de kilos de ropa sucia a la capital; una pieza de utilería y otra que llaman "de contención", que, al momento de la visita, es ocupada por el español Tony Kamo junto a una de las productoras del espacio.
Y es que pese a que los concursantes tienen un perímetro limitado por donde circular, durante las actividades pueden acceder a otros lugares. En ese sentido, las reglas son claras: los ahora 21 encerrados -tras la eliminación de Tamara Sepúlveda- "sólo pueden tener contacto con un grupo reducido de personas y la idea es que no tengan ninguna información del exterior", detalla el productor Claudio Contreras. Pese a que está prohibido acercarse a la casa, a la distancia se ve cómo Nicole "Luli" Moreno intenta sin éxito quebrar este protocolo, asomándose por una ventana enrejada para gritarle algo a alguien que va pasando.
La rubia es una de las 10 personas que, desde el 8 de enero, habita la sección del "pasado", separada por un muro de vidrio de sus rivales del "futuro". En la primera, las condiciones son tan precarias como se ve en pantalla. "Tú entras al pasado y sientes altiro un olor raro, es como una leonera, porque en verdad no tienen con qué lavarse los dientes, el aseo es muy precario y están todo el día en la tierra", explica el productor general de Mundos opuestos, Juan Pablo Planas.
"Hasta el momento, han resistido bien. Uno se podría imaginar que alguien como 'Luli' no aguantaría mucho, pero nos hemos sorprendido", agrega José Manuel Rodríguez, encargado de los contenidos. Dicha sección es la responsable de armar una pauta semanal que da forma a los capítulos, con invitados, actividades y competencias. Estas últimas, custodiadas por ambulancias y paramédicos. "Finalmente, son personas las que están adentro, uno nunca se puede olvidar de eso", explica Planas, quien hoy tiene su primer domingo libre en un mes.