Una explosión en Ankara, la capital de Turquía, dejaba anoche al menos 28 muertos y 61 heridos. Según las autoridades locales, el atentado fue provocado por un autobomba y afectó a buses militares que estaban estacionados en un semáforo. El ataque, que fue calificado como "terrorista", no había sido reivindicado y afectó a civiles y militares.
La explosión ocurrió en el centro de la capital turca, cerca de la sede del Ejército y del Parlamento durante la hora punta. El Ejército y el ministro de Justicia, Bekir Bozdag, lo calificaron como "terrorista".
El viceprimer ministro y portavoz del Ejecutivo islamista turco, Numan Kurtulmus, dijo que hubo una segunda explosión que se debió a la detonación controlada de un paquete sospechoso encontrado afuera del Ministerio de Interior.
El primer ministro, Ahmet Davutoglu, debía partir ayer a Bruselas para asistir a la Cumbre Europea, pero canceló el viaje después del atentado.
Un general jubilado, Erdogan Karakus, dijo en una entrevista a CNN-Turquía que el ataque "muy probablemente" fue causado por el ilegal Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK). Las fuerzas del gobierno y la milicia kurda retomaron la lucha armada el año pasado.
El ataque a convoyes militares es un método habitual del PKK. Además, esta semana el Presidente Recep Tayyip Erdogan anunció que no detendrán el fuego contra las milicias kurdas del norte de Siria, aliadas del PKK.
El dirigente del partido izquierdista y prokurdo HDP, Selahattin Demirtas, también condenó el "despiadado ataque".
Este ataque es el último de una serie de atentados en Turquía en los últimos meses. El 10 de octubre un doble atentado suicida dejó 103 muertos y 500 heridos. El ataque fue reivindicado por el grupo terrorista "Estado Islámico" y ha sido el más grave en la historia del país. El 16 de enero el grupo yihadista reivindicó otro atentado suicida que dejó 10 muertos en Estambul.