La santa trinidad del juego, las mujeres y y la bebida es irresistible para los protagonistas de la ópera Auge y caída de la ciudad de Mahagonny, y, considerando el éxito de público, también para los espectadores. El estreno en Chile de la obra con texto de Bertolt Brecht y música de Kurt Weill parecía desde lejos toda una rareza para un público de tradicionales abonados acostumbrados a La traviata y La bohème (ambas se dan este año), pero la apuesta terminó siendo un golpe a la cátedra. De las seis funciones programadas entre el jueves 23 y hoy, sólo hubo algunas localidades disponibles para la presentación de ayer. El resto se agotó rápidamente, lo que demuestra que no todas las óperas modernas que se dan en el Municipal son un salto al vacío de la taquilla.

La evidencia histórica dice que los estrenos de creaciones líricas relativamente modernas como La carrera del libertino de Stravinsky en el 2015 o El castillo de Barba Azul de Béla Bartók en el 2008, son un dolor de cabeza para las boleterías. Este último ejemplo es casi cómico: se daba en un programa doble con Suor Angelica de Giacomo Puccini y el público solía llegar en el entreacto sólo para ver la composición pucciniana. Música de compleja asimilación y la ausencia de referencias a la mano (después de todo, Nessun dorma de Turandot o La donna è mobile de Rigoletto son populares) atentan contra la motivación por ver una propuesta nueva.

La composición de Brecht y Weill con dirección escénica del argentino Marcelo Lombardero y conducción musical del británico David Syrus ha enganchado además por el dinamismo de su acción, por la presencia de música popular en su partitura y por un contenido narrativo altamente explosivo. "Aunque puede sorprender que le vaya bien en Chile, creo que a estas alturas Mahagonny es una ópera de repertorio en el mundo. Acá además ha sido crucial para su éxito la puesta en escena de Marcelo Lombardero: es muy sutil y fina, capaz de revelar toda la diversidad de la historia. Uno ríe a carcajadas en algunos momentos, luego te puedes sentir mal y después, a menos que seamos de piedra, lloramos con la muerte de Jimmy Mahoney, uno de los personajes principales. También hay otros recursos extraoperáticos: diálogos hablados, music hall, la famosa canción Alabama Song, que ha tenido versiones desde The Doors hasta David Bowie", comenta el director del Teatro Municipal, Frédéric Chambert, quien deja en claro que este título fue programado por Andrés Rodríguez, el director anterior. Es más, Rodríguez diseñó la temporada lírica hasta 2017 y Chambert está a cargo desde 2018 en adelante.

Estrenada en 1930 en Leipzig (Alemania), Auge y caída de Mahagonny es la parábola de una ciudad fundada en medio del desierto por tres bribones. Ahí harán dinero a través del juego, la prostitución y el alcohol. Lombardero propone una versión que descansa en la tecnología (pantallas, proyecciones) y en la eficacia dramática de los cantantes. "Más que por moderna o no, la gente aceptará una obra si es que la puesta en escena es de calidad. Y en este caso hay una régie perfectamente lograda y una historia que conecta con la realidad: se estrenó poco después de la crisis económica del 29, pero eso tiene eco con nuestra época también", explica el ejecutivo francés.

Aunque inmediatamente no habrá más funciones de Mahagonny, el director se abre a la opción de que se pueda reponer en un futuro no tan lejano. Por lo pronto, la creación de Brecht y Weill se dará en septiembre en el Teatro Mayor de Bogotá y posteriormente en el Teatro Colón de Buenos Aires, que la coproduce. Justamente ayer llegaba a Chile el director del Colón, Darío Lopérfido, para ver Mahagonny y concretar los nuevos acuerdos del Teatro Municipal con el coliseo argentino.

"Hace unos días estuve en México en un encuentro de la Asociación de Teatros de Latinoamérica (OLA) y armamos varios proyectos con mis colegas de teatros como el SODRE de Montevideo, el Bellas Artes de México y el Colón de Buenos Aires, que es con el que trabajaremos seguramente más", dice el director sobe la figura de las coproducciones, que implica presentaciones en los países involucrados, entre otros acuerdos.

Con el teatro bonaerense se realizará, entre otras, la coproducción de Lulú, de Alban Berg (estreno en Chile) y con el Teatro Real de Madrid, el Liceu de Barcelona y la Opera de Frankfurt, se hará Rodelinda de George Frideric Handel (estreno en Chile). También Frédéric Chambert cuenta que están trabajando en una producción de ópera junto al conocido Covent Garden de Londres y el Colón de Buenos Aires. "El Teatro Municipal no tiene recursos ilimitados y una de las formas de hacer ópera es trabajar con otros teatros del mundo. Después de todo, creo que a estas alturas sería un poco criminal no utilizar las redes de contacto que uno va teniendo en su vida", dice Chambert, quien la próxima semana se instala definitivamente en Chile tras estar seis años al frente del Teatro del Capitolio de Toulouse.