Tras considerar que padece trastornos de personalidad, pero no una "esquizofrenia paranoide" que justifique su internación en un siquiátrico, el tribunal de Oslo condenó ayer por unanimidad a 21 años de prisión prorrogables a Anders Behring Breivik, el noruego que el 22 de julio de 2011 asesinó a 77 personas en la capital del país y en la isla de Utoya.

La jueza principal de un total de cinco, Wenche Elizabeth Arntzen, leyó el fallo, en el cual se justificó el veredicto porque Breivik, de 33 años, es un "fanático extremista" y no un enfermo mental, tal como había indicado una de las dos pericias siquiátricas presentadas durante el juicio que finalizó en junio, luego de 10 semanas de audiencias.

El acusado reaccionó con una sonrisa de satisfacción a la lectura de la condena que, según sus abogados, no le sorprendió. Según sus primeras declaraciones, recogidas ayer por Sky News, Breivik pidió perdón a los "militantes nacionalistas" por no haber matado a más gente durante los ataques, con los que buscaba "frenar la islamización" del país.

La sentencia establece una pena de custodia, figura legal que permite prolongar cada cinco años la permanencia en prisión del reo, por la "crueldad" de los atentados y la necesidad de proteger a la sociedad ante la amenaza que constituye Breivik, según informó la agencia española Efe.

Además, los jueces calificaron de "actos terroristas" tanto la colocación de la bomba elaborada con fertilizantes en el barrio gubernamental de Oslo, que mató a ocho personas, como el tiroteo que efectuó horas después en la isla de Utoya, donde asesinó a sangre fría a otras 69, en su mayoría jóvenes del oficialista Partido Laborista que participaban en un campamento.

"Aceptará el veredicto", dijo a la agencia Reuters Geir Lippestad, abogado principal de Breivik. El asesino, quien nunca se manifestó arrepentido por las muertes, había calificado un eventual veredicto de demencia como algo "peor que la muerte". Aún no se sabe cuáles serán los pasos a seguir por la fiscalía, que había solicitado declarar a Breivik demente: descartar de inmediato una apelación a la condena (la pena máxima en Noruega) o esperar los 14 días de plazo antes de pronunciarse.

"Ha obtenido lo que merece", dijo Alexandra Peltre, de 18 años, a quien Breivik le disparó en el muslo en Utoya. "Hay algunos puntos de vista diferentes, pero tenemos un veredicto que muchos sobrevivientes y familiares pueden aceptar", explicó a la televisión noruega, durante uno de los recesos, Frode Elgesem, uno de los abogados de las víctimas. "El tribunal tomó una decisión valiente e independiente", afirmó otra de las abogadas, Mette Yvonne Larsen.

Breivik cumplirá la condena en aislamiento en Ila, la única cárcel de alta seguridad de Noruega, en las afueras de Oslo, donde ha cumplido prisión preventiva.