Para 2020, la Armada rusa contará con 51 buques y 16 submarinos, en el marco del programa de rearme de las Fuerzas Armadas, según prometió este lunes el Presidente Vladimir Putin. La inversión tendrá un costo de US$ 700 mil millones, sobre el cual se desconoce si hay o no un ítem para instalaciones portuarias que acojan flotas de tales proporciones. Actualmente, la base militar rusa más importante en el extranjero se encuentra en Sebastopol, Ucrania, a orillas del mar Negro, que aloja una flota del mismo nombre. Pero fuera del territorio que alguna vez comprendió a la Unión Soviética, Rusia actualmente sólo tiene un enclave naval: Tartus, emplazado en una localidad homónima de la costa mediterránea de Siria.
En el lugar, construido por los soviéticos en 1971, existen entre dos y tres muelles flotantes que se utilizan para reparaciones, algunos tanques de combustible, barracas, una bodega de almacenamiento y diversos centros de mantenimiento. Viktor Chirkov, comandante de la Armada, explicó la semana pasada que "el apoyo material y técnico de la base está diseñado para ayudar a las operaciones de la Marina en el mar Mediterráneo y en el golfo de Adén". El uniformado enfatizó que Rusia no cerrará Tartus e hizo hincapié en que esta, entre otras funciones, ha ayudado a reducir los costos de las operaciones de larga distancia de la rama castrense, según declaraciones recogidas por la agencia estatal china Xinhua. Así, por ejemplo, la capacidad operativa de un buque de guerra que esté en la zona se incrementa considerablemente, dado que desde Tartus puede trasladarse al mar Rojo, a través del Canal de Suez, y al Atlántico, a través del Estrecho de Gibraltar, en cuestión de días.
"Estrictamente hablando, Tartus no es una base naval. Sólo tenemos ahí un muelle flotante de reparación. El puerto no está preparado para ser una base, pero hay posibilidad de mejoras. Si mantenemos nuestra presencia, la modernización será necesaria", afirmó, en una entrevista consignada por la radio La Voz de Rusia, el coronel general Leonid Ivashov, presidente de la Academia de Problemas Geopolíticos. En esa línea, entre los planes de renovación anunciados en julio de 2009 por Moscú, la estadounidense Global Security destaca la habilitación de Tartus como un centro de apoyo para los barcos de guerra rusos que se dedican a proteger a los navíos comerciales de los piratas en el Cuerno de Africa.
Irán y el Cáucaso
Según la Radio Free Europe/Radio Liberty, "Tartus también fortalece las grandes aspiraciones de (reafirmar la calidad de) potencia de Rusia y aumenta su influencia en la diplomacia regional". Dale Herspring, ex funcionario del Departamento de Estado de EE.UU., dijo a La Tercera que este es un tema "más importante para los propósitos de aumentar la influencia rusa que por razones militares", dado que "la pérdida de la base socavaría a Putin y también al empuje a un papel más destacado (en la escena mundial) de la Armada". Como contrapartida, el jefe del Centro de Pronóstico Militar, Anatoly Tsyganok, destacó que la base sí ha cobrado relevancia geopolítica en la guerra civil en Siria.
Según la agencia EFE, Moscú ha enviado a la zona más de una veintena de buques -10 de ellos de desembarco- en los últimos meses. Al respecto, el Ministerio de Defensa de Rusia desmintió este viernes que sus buques pertenecientes a la Flota del Norte planeen hacer escala en Medio Oriente, aunque enfatizó que están en su derecho de abastecerse en él, "que cumple precisamente esa función".
"En el momento en que Rusia pierda Tartus, también perderá Siria. En consecuencia -y considero que es muy posible-, podría comenzar una acción militar contra Irán. Ese escenario crearía algunas complicaciones para las tropas rusas estacionadas en la región del Cáucaso. Por lo tanto, y debe ser admitido con franqueza, cuando hablamos de Siria, hablamos de Irán y las tropas rusas en el Cáucaso", dijo Tsyganok según la radio rusa.