El peruano Carlos Raimundo Claros aún recuerda la oferta de "un trabajo bien remunerado" que lo trajo a Brasil hace cerca de tres años. La promesa venía de un traficante de inmigrantes, relata, pero apenas su bus llegó desde Lima a Sao Paulo entendió que lo habían engañado: lo dejaron frente a un hotel, para que se las arreglase como podía sin hablar portugués ni conocer la gran ciudad. "Uno tiene que sacrificarse cuando es ilegal", comenta Claros. En su nuevo destino vivió la explotación, trabajando en la costura hasta 15 horas diarias, durmiendo poco. Pero al final pudo regularizar sus papeles y encontró un empleo mejor con el hilo y la aguja en Río de Janeiro.
Su historia es apenas una de las tantas que han engrosado la lista de inmigrantes en los últimos años en Brasil: desde los que llegan a probar suerte como él hasta los que traen títulos universitarios. Cada vez más extranjeros apuestan a trabajar en el gigante sudamericano. Sólo en la primera mitad de este año, la cifra oficial de extranjeros que viven en Brasil en situación regular aumentó 52,5%, para alcanzar 1.466.000 personas, en medio de un crecimiento económico en el país que contrasta con la crisis del empleo en Europa y Estados Unidos.
Ese hecho, sumado a la cantidad de brasileños que estaban en el exterior y ahora regresan, el fenómeno ha volcado la balanza inmigratoria del país a cifras positivas luego de dos décadas de saldos negativos.
El secretario brasileño de Justicia, Paulo Abrão, cree que la tendencia migratoria hacia su país va a "permanecer por un buen tiempo". Abrão, cuya secretaría procesa los datos de extranjeros en Brasil, apunta que el fenómeno responde a la expansión de la economía local, que tiene una tasa de desempleo de 6%, bastante menor que en países desarrollados. Por un lado, eso atrajo "una mano de obra extranjera altamente calificada, para trabajar en empresas y universidades con tecnología e innovación", explica el funcionario.
La falta de mano de obra calificada en Brasil fue puesta en evidencia por un estudio de la consultoría RH ManpowerGroup, según el cual 14% de las empresas en el país debieron buscar trabajadores en el exterior.
La industria petrolera es uno de los sectores de la economía brasileña donde la necesidad de trabajadores calificados es evidente tras el reciente descubrimiento de grandes yacimientos de crudo en el Atlántico.
Pero también hay otro perfil de inmigrantes en Brasil más parecido al de Claros, sin títulos universitarios, pero con hambre de oportunidades laborales para mejorar económicamente. Abrão dice que esa gente viene al país para sustituir también parte de los trabajos que dejaron de hacer los 30 millones de brasileños que salieron de la pobreza y entraron a la clase media en los últimos cuatro años.