El ministro de Educación, Harald Beyer, se reunió ayer con estudiantes que optaron por la Beca Vocación de Profesor, que exige un puntaje PSU ponderado igual o superior a los 600 puntos.

En el actual proceso de admisión, los estudiantes que cumplen con los requisitos para postular a este beneficio son 4.700 de los 70 mil jóvenes preinscritos antes de rendir la prueba. Cifra récord, que responde a la extensión del beneficio a quienes obtuvieron 580 puntos y pertenecen al 10% de los mejores egresados de sus recintos educacionales. Antes sólo consideraba al 5% de alumnos destacados.

Beyer hizo un llamado a elegir la carrera de Pedagogía y señaló que "bajar a 580 puntos no es disminuir la exigencia, porque creemos que los estudiantes que vienen de los tramos superiores en notas son estudiantes que también tienen capacidades".

Junto con reiterar el fracaso de la PSU, por no cumplir con ninguno de los criterios por la que fue diseñada, indicó que "el sistema de admisión tiene muy pocos instrumentos. Si uno mira cuál es la capacidad predictiva de este conjunto de instrumentos, notas y pruebas, lo que uno observa es que predicen en una relación relativamente pequeña el desempeño académico del primer año en la universidad, por eso sería bueno incorporar otros mecanismos".

Ivania Moraga, quien optó por el beneficio estatal para la carrera de Educación Parvularia, explicó: "Tengo un fuerte compromiso por cambiar esta sociedad desde sus inicios. Todos queremos cambiar esta situación, y un profesor puede hacer mucho, fomentar valores como la creatividad, tolerancia y solidaridad".

Por otro lado, Diego Valenzuela, estudiante de Pedagogía en Inglés en la U. A. Hurtado, fue más crítico, argumentando que "no basta con la beca, necesitamos casas de estudio con calidad y programas más regulados".