"Una figura enigmática". Esa es una de las maneras como el Papa Benedicto XVI se refiere al fundador de los Legionarios de Cristo, Marcel Maciel, en el libro Luz del mundo. El texto, fruto de conversaciones con el periodista alemán Peter Seewald y que salió ayer a la venta en Europa, no elude los temas espinosos, incluidas las acusaciones de abuso sexual cometidas por el sacerdote mexicano, por las que el Pontífice le ordenó en 2006 pasar sus últimos años de vida recluido y dedicado a la oración.
"Para mí, Marcial Maciel sigue siendo una figura enigmática. Por una parte, una vida que, como ahora sabemos, se encuentra fuera de la moralidad, una vida de aventuras, disipada, extraviada. Por otra parte, vemos el dinamismo y la fuerza con la que construyó la comunidad de los Legionarios", explica el Papa.
Al referirse a la congregación fundada por Maciel en 1941, el Papa dice que, aunque "hay que hacer correcciones", es una "comunidad sana". "No se debe destruir ese entusiasmo. Muchos de ellos partieron de una figura falsa, pero al final se han visto llamados a adherir a una correcta. Este es el hecho notable, la contradicción que, por así decirlo, un falso profeta haya podido tener un efecto positivo".
Benedicto XVI reconoce que "por desgracia", el caso de Maciel fue afrontado en forma muy lenta, debido a que el religioso estaba muy protegido. "Lamentablemente, enfrentamos la cuestión con mucha lentitud y un gran atraso. De algún modo, (Maciel) estaba muy bien cubierto, y sólo a partir del año 2000 empezamos a disponer de puntos de referencia concretos: era necesario poseer pruebas ciertas para estar seguros de que las acusaciones en su contra estaban fundamentadas", dice. Las investigaciones ordenadas por Benedicto XVI sobre Maciel desvelaron que, durante décadas, el sacerdote abusó sexualmente de seminaristas menores, tuvo "otros graves comportamientos" e hijos con varias mujeres.
Sobre el hecho de que Maciel estuviese "muy bien cubierto", el arzobispo Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización y encargado de presentar el libro, dijo ayer que lo primero que hay que "verificar" es la protección que tenía el sacerdote dentro de su congregación, antes que "buscar afuera". "Teniendo en cuenta el tipo de vida que llevaba, creo que habría que verificar quién le preparaba los encuentros, quién dirigía su agenda, quién le llevaba en automóvil, etc., antes de buscar afuera", afirmó Fisichella.
De esta forma, el arzobispo sale al paso de cualquier especulación de que Maciel pudiese haber recibido protección desde dentro del Vaticano. Recientemente, la influyente publicación católica estadounidense National Catholic Reporter publicó que existían fundadas sospechas de que Maciel hubiera pagado sustanciales sumas a tres altísimos cargos de la Santa Sede para asegurarse su apoyo y conseguir así que durante mucho tiempo no se abriera ninguna investigación canónica contra él. La revista apuntó al ex secretario de Estado vaticano Angelo Sodano, al ex secretario personal de Juan Pablo II, Stanislaw Dziwisz, y al cardenal español Eduardo Martínez Somalo.
Fue Benedicto XVI quien en mayo de 2006 castigó a Maciel por los casos de abusos sexuales, prohibiéndole ejercer como sacerdote e invitándole a llevar "una vida de oración y penitencia". Además, este mismo año, el Vaticano ha llevado a cabo una investigación sobre los Legionarios de Cristo que ha concluido que Maciel llevó a cabo "gravísimos y objetivamente inmorales comportamientos" que han sido "confirmados por testimonios incontrovertibles". Marcel Maciel murió en 2008, en Estados Unidos.