El catastro más ambicioso sobre la vida marina en la Antártica no sólo arrojó sorprendentes cifras: más de 6.000 especies viven en su fondo marino, de las cuales tres mil son únicas del continente helado. Tras cinco años de exploraciones, la investigación dejó en claro ayer, en la última entrega de sus resultados ante la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, que los efectos del calentamiento global en la zona son evidentes y que ponen en serio riesgo a este frágil ecosistema y su rica biodiversidad.
El biólogo marino, Huw Griffiths, del British Antarctic Survey (BAS) y uno de los integrantes del Censo de Vida Marina Antártica (CAML) indicó que tanto estos datos como una gama de recientes estudios de seguimiento permiten a los científicos identificar zonas marinas antárticas como hotspot, es decir, como puntos calientes de alta biodiversidad y amenaza.
Griffiths describe cómo las poblaciones de krill (invertebrados comidos por los pingüinos, ballenas y focas) se están reduciendo considerablemente como resultado de una disminución de la capa de hielo del mar. En su lugar, explica el experto, un crustáceo mucho menor (los copépodos) está dominando la zona, lo que cambia el equilibrio de la cadena alimentaria a favor de otros depredadores, como las medusas, que no son parte de la dieta de los pingüinos.
La reducción del hielo del mar también afecta a los pingüinos, que se reproducen sobre la capa congelada. "Las regiones polares son uno de los lugares donde más rápidamente está afectando el calentamiento de la Tierra, y las predicciones indican que en el futuro vamos a ver un incremento de las temperaturas superficiales del mar, un aumento en la acidificación del océano y la disminución del hielo marino en invierno, todos los cuales tienen un efecto directo sobre la vida marina".
En ese sentido, explica, el Censo es más que una voz de alerta, ya que deja evidencia que los océanos polares son ricos en biodiversidad y que si éstas especies son incapaces de moverse o adaptarse a nuevas condiciones, podrían extinguirse.
Este catastro antártico es parte del Censo de la Vida Marina, una iniciativa en la que participan más de 300 científicos de todo el mundo y que se completará en octubre de 2010, tras una década de trabajo en los mares de todo el planeta.