Anders Behring Breivik, juzgado por asesinar a 77  personas en julio pasado en Noruega, derramó unas lágrimas ayer al abrirse su juicio, provocando conjeturas en los pasillos. Sin embargo, el acusado, de 33 años, se declaró inocente y aseguró que actuó en "defensa propia".

"Admito los hechos, pero no me considero culpable", afirmó Breivik ante el tribunal que lo juzga en Oslo por asesinato premeditado y terrorismo. Después de que le quitaran las esposas, el extremista de ultraderecha e islamófobo saludó a las familias de las víctimas con el brazo extendido y el puño cerrado, al estilo nazi. Un saludo que, según explica en su manifiesto, representa "la fuerza, el honor y el desafío a los tiranos marxistas de Europa".

"No reconozco el sistema judicial noruego, porque actúa bajo mandato de partidos que apoyan el multiculturalismo", afirmó Breivik, ya sentado entre sus abogados. Además, aseguró que no reconoce la autoridad de la jueza que preside el tribunal, Wenche Elizabeth Arntzen, porque fue nombrada por la ex ministra de Justicia Hanne Harlem, una hermana de la ex primera ministra laborista Gro Harlem Brundtland.  Previamente, la jueza le había pedido que dijera su nombre, edad y ocupación, a lo que el acusado respondió: "Soy escritor".

Breivik se mantuvo impasible mientras la fiscal leía la acusación y nombraba a las víctimas o al reproducirse una llamada a la policía de una joven, encerrada en un baño en la isla de Utoya -escenario de la masacre-, mientras se oían de fondo los disparos. A pesar de que las miradas de los jueces, del fiscal y de los siquiatras que lo han examinado y evalúan su comportamiento se dirigían hacia él, Breivik ni se inmutó. Incluso, esbozó alguna sonrisa al verse en las imágenes captadas por las cámaras de vigilancia o al escucharse a sí mismo en las llamadas que hizo a la policía el día de los atentados.

Sólo se le vio emocionado con el video de 12 minutos que grabó antes de la masacre y que subió a internet el día de los atentados, el  cual se pudo ver por primera vez en el juicio. Sin embargo, Breivik no mostró arrepentimiento.

Los fiscales reiteraron que no decidirán hasta el final del juicio si piden cárcel, en caso de que se considere que no es un enfermo mental, o su ingreso en un siquiátrico, si ocurre lo contrario, debido a que hay dos informes con conclusiones opuestas. Breivik comenzará hoy a responder las preguntas de los fiscales.