El 24 de junio de 2010, el general Jorge Rojas Avila asumió el cargo de comandante en jefe de la Fuerza Aérea de Chile en reemplazo del general (R) Ricardo Ortega Perrier. La ceremonia se llevó a cabo en la base aérea de la comuna de El Bosque, perteneciente a la Fach, y tuvo como gran atracción la actuación de grupo de aviones F-16 que iba a realizar maniobras en el lugar. El desfile fue grabado por los celulares de varios de los asistentes, quienes en ese momento no observaron nada fuera de lo común y se limitaron a disfrutar de la exhibición de los aviones de combate. Unos días después, al menos tres personas advirtieron que tenían registrada en sus cámaras la presencia de un objeto volador no identificado en los cielos de Santiago, pasando justo por el lado de los pilotos, en medio de una ceremonia oficial.

Al director del Comité de Estudios de Fenómenos Aéreos Anómalos (Cefaa), Ricardo Bermúdez, le costó reparar en la presencia del supuesto ovni en los videos que llegaron a su oficina, ubicada a un costado del Museo de Aeronáutica, en la comuna de Cerrillos. Como siempre, pensó que era uno más de los muchos videos que semana a semana llegan a la institución: "De todo el material que recibimos, casi el 95% de los casos tiene una explicación lógica y no tienen que ver con ovnis", admite el general en retiro que preside la institución desde 1997, año en que la misma fue creada.

Sin embargo, al revisar el video en cámara lenta y al detener la imagen en su computador, se dio cuenta de que en frente tenía el registro de un objeto que no podía ser un insecto, un helicóptero u otro tipo de nave conocida por la Fuerza Aérea. La forma de moverse y la velocidad no eran normales: salía de detrás de un cerro y pasaba demasiado rápido por el lado de los F-16. La velocidad alcanzada fue calculada por expertos de la Cefaa en unos 10.200 kilómetros por hora, mientras que los pilotos confirmaron que en el vuelo no habían visto nada.

El caso fue ampliamente estudiado, incluso por asesores del extranjero. Finalmente, la tesis de Bermúdez fue confirmada: se trataba de un objeto volador no identificado en medio del cambio de mando de la Fach.

En 1997, el comandante en jefe de la Fuerza Aérea de la época, Fernando Rojas Vender, firmó el decreto que confirmó la creación de la Cefaa, la primera unidad reconocida oficialmente en Chile para el estudio de fenómenos desconocidos dentro de los 32 millones de kilómetros cuadrados de espacio aéreo controlados por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC). El organismo nació una vez que las autoridades se convencieron de la necesidad de tener un grupo de expertos para el estudio del gran número de avistamientos de objetos sin identificar en el cielo chileno. Había varios registros de pilotos militares y vuelos comerciales sin explicación, uno de los más antiguos, el de un piloto de un vuelo de Lan que en 1989 tuvo que hacer un viraje forzoso al encontrarse de frente con un objeto que describió a la torre de control como "un fenómeno de luces blancas en la parte superior y cuatro luces rojas en la parte inferior, con un diámetro de 60 metros aproximadamente". El objeto no fue registrado por el radar y hasta hoy no se ha determinado qué pudo haber sido.

Actualmente, en la Cefaa trabajan su director, el general (R) Ricardo Bermúdez; el analista Gustavo Rodríguez; el encargado de las relaciones internacionales, José Llay, y la asistente administrativa Ximena Ramos. El reducido grupo es conformado por miembros de la Fuerza Aérea y civiles, quienes se unen en un interés común: comprobar la existencia o no del fenómeno ovni.

Bermúdez, sin ir más lejos, recuerda que en sus tiempos como piloto de guerra se topó en el aire con un objeto brillante que nunca pudo identificar y que detonó su interés en esta área. Hoy se ha transformado en una voz autorizada para hablar de estos fenómenos y su popularidad aumentó cuando fue invitado a exponer sobre el trabajo de la institución a la Feria Internacional del Aire y del Espacio (Fidae) de este año, con gran éxito en cuanto al interés del público. Incluso, apareció en televisión. Ahora cuenta, entre risas, que lo reconocen en la calle y que la gente se le acerca para preguntarle si es que los extraterrestres existen, pero que se decepcionan un poco al escuchar sus respuestas.

"Nosotros no podemos aventurar nada, lo que nosotros hacemos es un trabajo científico", dice Bermúdez. Un objeto anómalo puede ser desde chatarra espacial, meteoritos, fenómenos astronómicos, hasta un objeto volador no identificado.

El último caso resuelto por el comité fue la aparición de cinco luces desconocidas sobre el patio de la Academia de Guerra Aérea: los testigos grabaron los objetos haciendo distintas maniobras, formando inicialmente un triángulo y después un círculo que desapareció tras cinco minutos sin hacer ruidos.

También hay denuncias fallidas, como la de un vecino en el Cajón del Maipo, que decía ver unas luces en la cordillera, las que obedecían a un fenómeno astronómico y no a un ovni. Desde el comité le hicieron ver esta situación, pero la persona no se convencía, hasta que le recomendaron salir a la misma hora todos los días para comprobar que el hecho no era inusual, sino que era una estrella que brillaba más en esa época.

Los días pasan tranquilos en la pequeña oficina de la Cefaa. La rutina está más que aprendida: llegan todos los días a las 8 de la mañana directo a revisar los distintos casos enviados por civiles al correo institucional. La mayoría de los videos se descartan de inmediato. "Recuerdo una vez que tuve que ir a la casa de una señora que aseguraba que en su jardín había visto unas luces extraterrestres, pero resultó que tenía problemas mentales. Cosas así nos pasan a diario", reconoce el investigador Gustavo Rodríguez. Otros casos son las imágenes trucadas, que llegan por montones a la Cefaa.

Distinto es el caso del material que proviene de las declaraciones de pilotos de la Fuerza Aérea, de vuelos comerciales y privados. Al ser testimonios de profesionales preparados para volar es difícil que se equivoquen o que se confundan al encontrarse cara a cara con un objeto desconocido en el aire. Además, la mayoría de las veces son avistamientos advertidos por dos o más personas: el piloto, sus acompañantes y la torre de control. La dificultad en estos casos radica en el temor de los profesionales por ser ridiculizados ante sus pares por denunciar el encuentro con un ovni.

La Cefaa ha debido luchar con este prejuicio, realizando charlas en todas las repaticiones de la Fuerza Aérea, para reforzar la idea de que estos fenómenos existen y no hay nada de malo al denunciarlos. Si un piloto se encuentra con algo extraño durante un vuelo, tiene a su disposición una ficha para rellenar con los datos de la denuncia de manera anónima y que posteriormente llega a las oficinas de la institución.

Cuando hay un video o fotografía que no puede ser determinada, esta es derivada a uno de los 30 expertos asociados a la Cefaa. El grupo está compuesto, entre otros, por químicos, meteorólogos y astrónomos de las universidades de Chile, de Santiago y Metropolitana de Ciencias de la Educación, que trabajan de manera voluntaria y confidencialmente con la institución. Ellos analizan las imágenes y ayudan a descartar la presencia de fenómenos que no tendrían que ver con la presencia de ovnis. Para la Cefaa es imposible dar a conocer a la opinión pública el nombre de estos expertos, debido a que varios también han sufrido las burlas de sus pares al saber que trabajan en el campo de la identificación de objetos voladores no identificados: "Una vez cometí el error de dar el nombre de una persona que nos había ayudado y le hicieron la vida imposible; sus colegas lo molestaban por estar buscando ovnis. Desde ese día que decidimos no dar nombres", comenta el general (R) Bermúdez. Además, cuentan con el apoyo de miembros de todas las ramas de las Fuerzas Armadas y recalcan que han sido visitados por todos los comandantes en jefe de la Fach desde la creación de la institución.

Una vez que se realizan todos los estudios pertinentes ante la aparición de un objeto volador no identificado, la Cefaa redacta un informe con todos los análisis realizados y la conclusión final, la cual es enviada primero a las Fuerzas Armadas y luego es publicada en el sitio web de la agrupación, con acceso a todo el público. Desde la institución descartan archivos secretos o conspiraciones al estilo de las películas de Hollywood, aunque reconocen que están esperando el estreno de la película El Día de la Independencia 2, la secuela de un clásico para los buscadores de ovnis.

En el comité actualmente están trabajando en un caso registrado en La Serena que podría llegar a ser un objeto volador no identificado. Entre otras cosas, falta el análisis científico para hacer el caso público y la determinación del grupo de expertos. Los planes para el futuro son los de agrandar la pequeña oficina que tienen a un costado del Museo Aeronáutico: apenas cuentan con tres habitaciones en un contenedor que fue remodelado para el uso de la institución.

Estos cuatros buscadores de ovnis esperan poder agrandar la sala de conferencias y hacer un segundo piso. Dicen que su trabajo es profesional y se lamentan por ser más reconocidos en el extranjero que en su propio país. "Nuestra experiencia sirvió para que la Fuerza Aérea de Perú y Argentina se convenciera de crear su propio comité de búsqueda de fenómenos anómalos, si hasta nos copiaron el nombre", dice el general (R) Ricardo Bermúdez, quien ha sido invitado a dar charlas por la Agencia Espacial Francesa. El director de la agrupación tampoco duda de que la Cefaa siga existiendo y piensa que su trabajo va en auge, pues el fenómeno ovni cada vez es más aceptado y estudiado en el país: "Esto es como el refrán, no creemos en las brujas, pero de que las hay, las hay".