Transversales han sido en los últimos años las críticas al sistema de capacitación vigente en Chile. Bajo nivel de los cursos, escasa fiscalización, y falta de vinculación con necesidades productivas específicas son algunos de los principales cuestionamientos.
Sólo en los últimos años ha habido variados intentos por introducir cambios al modelo administrado actualmente a través del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (Sence), dependiente del Ministerio del Trabajo.
La administración de Michelle Bachelet ha enfocado sus esfuerzos en el Programa + Capaz" -que apunta a otorgar competencias técnicas fundamentalmente a mujeres y jóvenes en situación de vulnerabilidad- y este año buscaría introducir ajustes al funcionamiento y regulación de los beneficios tributarios que se otorgan a las empresas por el gasto que destinan a capacitación.
En ese contexto, un informe del Ministerio del Trabajo revela una importante disminución del número de empresas y cursos realizados al amparo de la franquicia tributaria. Esta permite a las empresas con una planilla anual de remuneraciones imponibles superior a 35 UTM ($ 1.522.465) descontar del impuesto a la renta el gasto que realizan en capacitación o certificación de competencias laborales por un monto de hasta el 1% del valor anual de esa planilla. La empresa puede administrar directamente la franquicia tributaria o hacerlo a través de un Organismo Técnico Intermedio para Capacitación (Otic).
Según los datos de la cartera, en 2014 el número de capacitaciones ejecutadas a través de la franquicia disminuyó 31%, sumando 1.109.243 participantes -equivalentes a 736.060 personas- su nivel más bajo para los últimos cinco años.
La caída de participantes se apreció principalmente en las modalidades e-learning ( a distancia), que retrocede 64%, y presencial (26%).
El informe de la cartera señala que la caída en la capacitación a distancia se explica por un nuevo valor hora para ese tipo de cursos, que a partir del año pasado fue más bajo $ 2.000), y por una modernización del proceso de fiscalización, que introdujo la huella digital para el registro de los participantes de los cursos. A nivel presencial, la baja se debería a "un menor interés por parte de las empresas de capacitar a sus trabajadores, ya que la ejecución de los cursos de la franquicia tributaria dependen principalmente de los Organismos Técnicos Intermedios para Capacitación (Otic) y de los Organismos Técnicos de Capacitación (Otec)".
En 2014 se constató además una baja de 15% en el número de empresas que utilizaron la franquicia, sumando 12.060 compañías -RUT únicos- a nivel nacional o 17 mil a nivel regional (ver infografía).
Adicionalmente, mientras entre los años 2009 a 2013 se observó una tendencia al alza en el gasto de capacitación, tanto público como privado, en el último año las cifras se revirtieron y el gasto cayó 14%, sumando $ 113 mil millones. De este total, el gasto público representó el 69%, y el privado un 31%.
A nivel sectorial, el comercio fue la actividad que acaparó la mayor cantidad de cursos de capacitación (208.130), seguido de la industria manufacturera no metálica (120.114) y actividades inmobiliarias (106.500).
Motivos
Para el asesor del Ministerio del Trabajo, Cristóbal Huneeus, la caída en el número de empresas que utiliza la franquicia tributaria se explica, principalmente, por una mayor fiscalización.
"Como gobierno debemos hacer evidente los beneficios que tiene la capacitación, ya que si ésta es de calidad influirán directamente en productividad (...) muchos empleadores creen que permitirles a sus trabajadores ausentarse por más de un día es costoso para la empresa, pero lo que todos debemos entender es que la capacitación es una inversión, una inversión en capital humano, donde la ganancia se refleja en productividad y esta toma tiempo", complementa Huneeus.
Opinión similar tiene el economista de la Universidad de Chile, Joseph Ramos. Sostiene que "es posible que las compañías sientan que hay menos necesidad de capacitar" y enfatiza en que "nunca el 100% de las empresas han ocupado el subsidio". Agrega que, particularmente, en la pequeña y mediana empresa, los empleadores tienden a pensar que sus trabajadores pueden emigrar a otro lugar de trabajo, ya que la capacitación puede que no sea "altamente específica".
Para el experto, otra de las razones del menor uso de la franquicia es la burocracia que significa la intromisión del Servicio de Impuestos Internos (SII) en la empresa. "Las compañías prefieren no tener ningún crédito tributario para que no 'me molesten' y, en algunas ocasiones, puedan evadir con tranquilidad".
Cristóbal Huneeus asegura que tanto el Ministerio del Trabajo como el Sence revisan continuamente el funcionamiento de la franquicia , mejorando la regulación y el uso de ésta.
El asesor de Trabajo sostiene que se pretende mejorar la fiscalización, tanto para las Otec, que son las encargadas de dar capacitaciones de calidad, como para las Otic, que gestionan los cursos.
Además, dice que se está evaluando la posibilidad de introducir cambios para que un mayor número de empresas de menor tamaño usen la franquicia con el propósito que tengan mayores incentivos para capacitar a sus trabajadores.