El cardenal, ex secretario de Estado vaticano y ex nuncio en Chile, Angelo Sodano elogia la labor de "los salesianos que trabajan en la Curia", entre los cuales está el padre Sergio Pellini, director de la tipografía, y después bendice el nuevo centro de impresión digital de la Tipografía Vaticana. La vida cotidiana del pequeño Estado sigue como siempre, pese a la dimisión del Papa. Sodano tendrá un rol clave, de cara al próximo cónclave como decano del Colegio de Cardenales.

¿Qué piensa de estos días un poco peculiares?

Por lo general, me parece que falta una visión sobrenatural de la realidad que nos rodea. Pienso que incluso estos momentos hay que vivirlos con un gran espíritu de fe y con inmenso amor hacia la Iglesia de Cristo, que lleva dos mil años avanzando con formas distintas, con estilos distintos, hombres distintos.

¿La Iglesia va a superar esta hora oscura?

Es la historia de la Iglesia. Basta con hacer un pequeño esfuerzo de memoria. Con otros hombres, en épocas lejanas y con instrumentos distintos, la Iglesia sigue con su misión guiada por el Espíritu Santo. Nosotros los cristianos renovamos esta percepción al rezar el Credo. Siento que se destaque sólo el aspecto humano de los últimos acontecimientos, aunque me doy cuenta de que es un discurso difícil de entender para quien no tiene fe. Creo que falta una visión ultraterrenal de la historia de la Iglesia.

¿Lo que pasó -empezando por la renuncia del Papa- hay que leerlo sólo en clave espiritual?

Yo entiendo que a quien no tiene fe le cuesta ver las cosas desde el punto de vista de la historia de la Iglesia. En el pasado, hemos tenido momentos dificilísimos. ¿Cómo es posible olvidarse de los primeros tres siglos de persecuciones, con Papas que murieron en prisión, tras renunciar? Pienso, por ejemplo, en San Clemente, un Pontífice muerto en una cárcel en Crimea y tirado al mar con un ancla en el cuello. A él está dedicada la Sala Clementina en el Vaticano. Luego recuerdo a Pío VI, muerto en Valence, en Francia, tras ser arrastrado hasta allá contra su voluntad por los soldados franceses. Cuando falleció, el prefecto de la ciudad mandó a decir a Napoleón que acababa de morirse el último Papa de la historia. Bueno, que hay muchos ejemplos...

Pero Benedicto renunció en plena libertad.

No quiero entrar en el mérito de este acto. Sólo quiero reflexionar con una mirada cristiana sobre una visión más general. Todos somos creyentes. Nos esforzamos para poner en práctica mejor el Evangelio de Cristo. Sin embargo, lamentablemente, nos falta la visión cristiana. En los medios de comunicación, por ejemplo. Por supuesto, tienen derecho a dar todos los detalles posibles, pero quizás los periodistas cristianos deberían dar una visión menos superficial, menos terrenal. Puedo entender a quien no conoce la Iglesia o no tiene una mirada religiosa hacia la Iglesia, pero me parece demasiado perder el tiempo sobre cosas mínimas, sobre el vestido u otros pormenores marginales y no reconocer que la Iglesia es algo que camina por obra de Dios.

El Papa habló de luchas internas, de choques entre cardenales, de laceraciones en el rostro de la Iglesia...

Habló de laceraciones y ¿luego qué pasa? Que los periodistas, de una única palabra, sacan libros. Desde luego existen divisiones. Las hay y nadie lo niega. Existen personas que tienen métodos distintos en el trabajo. Pero de allí a hacerlo todo más grave...

¿Qué necesita la Iglesia del futuro?

Necesitamos dejarnos guiar por el Espíritu Santo.

¿Y unidad?

Por supuesto.