En plan de broma y regalando una sutil sonrisa como remate, Cecilia Amenábar (41) asegura que se arrepiente. "Benito hace música desde que nació, le sale naturalmente. El fue concebido en el éxtasis amoroso y musical. Ya tiene cuatro discos, aunque sea de manera casera y privada. A los cinco hizo el primero. ¿Qué hacías tú a los cinco años? ¡Mirar dibujitos! Ha sido un niño híper estimulado... pero ahora me arrepiento un poco, ja", relata la modelo en torno al crecimiento artístico de su hijo mayor junto a Gustavo Cerati. Como fuere, la retractación ya es tardía: el joven de 18 años creció al lado de una de las mayores figuras del rock latino, ejercitaba con instrumentos cuando el resto de sus compañeritos aprendía a sumar y desde 2011 realiza esporádicas presentaciones con distintos proyectos.

Y la próxima escala de su hoja de ruta es chilena: Blank Tiger se llama la agrupación con la que debutará en el país como músico, con dos shows cerrados para el 31 de este mes, en el bar Loreto, y para el 1 de septiembre, en el Deck_00 del Muelle Barón, en Valparaíso. En ambos eventos, su madre oficiará de DJ y animará la fiesta posterior al recital. "Me parece buenísimo pasar música en el show de tu hijo. Va toda la familia. Ahora, cuando empiece el concierto, ¡creo que voy a llorar!", expresa la chilena.

Pero, más allá de la anécdota, el actual madrinazgo artístico sobre Benito Cerati ilustra una de sus más prolíficas temporadas musicales, donde, aparte de su constante labor como DJ, ha sumado mayor constancia en su vida paralela como cantante, inaugurada en el histórico single Te llevo para que me lleves (1993), de su ex esposo. Durante el primer semestre, la chilena, que hoy reside en Buenos Aires, ha facilitado su voz para dos álbumes inminentes de la escena local: Démonos el tiempo, el próximo título del cantautor Oddó y donde participa en el tema del mismo nombre; y Careta, de Gonzalo Yáñez, que tiene a la DJ como intérprete de Pájaro de Bolivia. En ambos casos, el contacto se hizo a través del grupo Astro, otro nombre ascendente del circuito nacional.

En 2010, la ex esposa de Cerati entrevistó al cuarteto para la televisión argentina. "Cuando los escuché por primera vez, pensé que era una chica. Pensé de inmediato en la vocalista de los Christianes", detalla. Tras ese encuentro, también se alzó como una madrina artística no oficial y les gestionó varios shows en la capital argentina. Casi como una vuelta de mano, los músicos la invitaron a cantar en los trabajos de Oddó y Yáñez, donde realizan diversas colaboraciones. "En ambos fue todo muy bueno. A Gonzalo lo encontré muy carismático; lo suyo es una balada cebollenta, con mucho swing, talento, sangre derramada y whisky", cuenta.

Aunque aún se toma con moderación su potencial vocal -"no tengo una gran voz, pero es suavecita y trato de no desafinar", establece-, cuenta que hoy encabeza una serie de grupos con los que ensaya de modo amateur y con los que apuesta una paulatina proyección. ¿Los nombres? Sapa, La Crisis y Catarsis. Además, no descarta aparecer en el próximo álbum de su hijo Benito, el que ya alista en Buenos Aires y que tiene posible fecha de salida para 2013.