Nunca fue a la universidad. A los 18 años partió de su casa con una mochila al hombro y no regresó más. El escritor holandés Cees Nooteboom (1933) salió a la carretera, recorrió Europa y de esa aventura nació su primer libro: Philip y los otros, de 1954. Hoy ya cuenta cerca de 40 títulos, la mitad de ellos sobre viajes. El resto son novelas, ensayos y poemas.
Candidato al Premio Nobel de Literatura desde hace años, el autor de Rituales (1980) cuenta que la primera vez que viajó a América fue como marinero, "en un barco que ya no existe, porque se hundió, felizmente sin mí". Nooteboom lideró la participación de escritores holandeses en la Feria del Libro de Buenos Aires, donde conversó con La Tercera, en el año en que Amsterdam es la Ciudad Invitada de Honor.
De Argentina viajaba a Montevideo y de allí a Santiago, para participar este lunes en la Cátedra Abierta Roberto Bolaño, de la Universidad Diego Portales. La cita es a las 11.30, en Vergara 240.
En tránsito
Corría 1960 y el joven nacido en La Haya desembarcaba en Surinam, ex colonia holandesa, ubicada al norte de Brasil. Llegó limpiando baños en el barco y en tierra sobrevivió enviando artículos de viajes para una revista de su país, Elsevier. "No estudié Periodismo, pero entré hasta Estados Unidos escribiendo sobre mis travesías", cuenta.
En 1968, Nooteboom ya era un viajero profesional, que aterrizó en Bolivia y entrevistó al presidente de entonces, René Barrientos, meses antes de que muriera en un accidente en helicóptero. El mismo que había perseguido al líder revolucionario Ernesto "Che" Guevara. El relato está incluido en su libro Hotel nómada (DeBolsillo, 2010).
A sus 80 años, Nooteboom es un viajero más lento, pero siempre en movimiento. "Vivo cuatro meses al año en mi casa de Mallorca, en España. Tres meses en Alemania, dos meses en Holanda y el resto de los días sigo viajando", dice el autor, que en Buenos Aires andaba habitualmente en Metro. "Lo malo es que uno nunca se puede sentar. La gente no tiene piedad con la vejez", agrega entre risas quien, por estos días, es postulado al Premio Príncipe de Asturias de las Letras. En junio se sabrá el nombre del ganador.
Su visita del lunes no será la primera. Hace ocho años llegó en barco a Valparaíso para continuar su ruta hasta Punta Arenas. Ahora, después de su presentación, viajará al norte: Arica, Iquique y San Pedro de Atacama.
Nooteboom llega al país con dos libros nuevos. Uno es Tumbas de poetas y pensadores: más de 40 textos biográficos de escritores, acompañados de fotos de sus tumbas, como César Vallejo, Pablo Neruda, Borges, Virginia Woolf, T.S. Eliot, Franz Kafka y Susan Sontag. Las imágenes están a cargo de su esposa, Simone Sassen. El otro título es una antología de su poesía: Luz por todas partes, editado por Visor.
¿Se considera más poeta que novelista o ensayista?
La poesía para mí es el centro de la literatura. En la poesía uno se aventura más lejos en el territorio de las palabras, donde siempre se descubre algo nuevo. Intento incluir la poesía en mi narrativa sin que se note.
¿Qué autores latinoamericanos le interesan?
Creo que Borges, Juan Carlos Onetti y Julio Cortázar son escritores fuera de serie, con tres mundos muy diferentes. Sobre autores chilenos, he traducido algunos poemas de Vicente Huidobro, Pablo Neruda y Nicanor Parra. Me gustan los libros de Roberto Bolaño. Lo último que he leído es Una novelita lumpen y Amberes. Además de Alejandro Zambra, su obra es algo nuevo de lo que se lee habitualmente de Latinoamérica.
¿Le incomoda que cada año sea nombrado como favorito para obtener el Premio Nobel?
Hay muchos más escritores candidatos que premios. Mi amigo, el autor belga Hugo Claus, fue por muchos años nombrado entre los favoritos para quedarse con el premio y terminó diciendo que se lo dieran "Por razones humanitarias". Por un lado, ganarlo sería fantástico, porque uno escribe para ser leído y el premio ayudaría a una mejor difusión, pero el resto es igual. No creo que el premio me cambie la vida. El Nobel es un premio fantasma, inalcanzable e incierto, lo más parecido a la lotería.