Fue el hombre que gobernaba Colombia en 1993. Bajo la administración de César Gaviria se produjo la persecución y muerte de Pablo Escobar, el mayor narcotraficante colombiano de la historia. El hecho marcó un antes y un después en la lucha contra las drogas en su país. A 20 años de ese momento, sin embargo, el ex presidente colombiano -que tras terminar su mandato fue durante una década secretario general de la OEA- es un duro crítico de la actual estrategia contra las drogas y junto a otros ex mandatarios de la región levantó la voz para despenalizar su consumo. "Lo que se hace contra las drogas no justifica los escasos resultados que se obtienen", dice.
De visita en nuestro país, donde fue uno de los expositores de la II Southern Cone Andean CEO Conference, que se realizó el 5 y 6 de junio, en el Hotel Hyatt -organizada por BTG Pactual y Celfin y que reúne a las 55 principales empresas de la región andina con inversionistas de EE.UU., Europa y Latinoamérica-, el ex mandatario colombiano conversó con La Tercera sobre ese tema, pero también analizó el proceso de paz con las Farc iniciado por el Presidente Juan Manuel Santos y el buen momento que atraviesa su país. "Hoy, Colombia tiene una economía vigorosa, que creo está casi al mismo nivel de Chile y Perú", dice.
La OEA presentó recientemente su informe sobre las drogas, en el que recoge lo planteado por usted y por otros varios ex presidentes de la región, en el sentido de legalizar su consumo. ¿Cuál es su opinión sobre ese documento?
Son documentos que contienen una muy buena cantidad de información y dejan ver que, definitivamente, el prohibicionismo como política ha fracasado y ha fracasado en el centro del prohibicionismo que es EE.UU. En el caso de la marihuana, ese país está abandonando masivamente la política. A mí no me gusta mucho la palabra legalización, porque genera muchos temores y puede tener muchos significados. Creo que el consumo de drogas es un problema de salud y no un problema criminal, y debe ser tratado como tal. En Europa ya hay un largo recorrido con políticas de esta naturaleza, de las cuales tal vez la más importante es la portuguesa, donde hace 12 años hizo una liberalización de los mercados de drogas sin que se haya podido percibir ningún resultado negativo, más bien positivos. Se ha dado una reducción de la violencia de manera importante y la gente que tiene adicciones puede acudir al sistema de salud público para recibir apoyo.
¿Qué les responde a quienes dicen que es más fácil plantear el tema de la despenalización de las drogas siendo ex presidente y no siendo presidente en ejercicio?
Nosotros estamos satisfechos con los documentos que surgieron de la OEA, y surgieron por petición de los presidentes, no de los ex presidentes. Fueron los presidentes en Cartagena de Indias los que pidieron estos estudios. Obviamente, se trata de recorrer un camino que implica investigación y que se avance en saber qué consecuencias traen las distintas drogas. Tal vez lo único que está más o menos claro es que la marihuana es una droga menos dañina y menos adictiva que el alcohol y que el tabaco y que es mucho menos peligrosa para la sociedad que el licor. Ahora, todas las drogas son malas. No se trata de defender el consumo de drogas, las drogas hacen daño y la sociedad tiene que hacer un esfuerzo por disminuir su consumo.
¿Se puede avanzar sin el compromiso de EE.UU.?
Claro que se puede. Allá tratan de colocar a los países en la disyuntiva de que las convenciones exigen la criminalización. Pero eso no es verdad. Europa ha podido adelantar sus políticas sin la necesidad de violar ninguna convención internacional. Los europeos han logrado mirar el problema de una manera mucho más inteligente. Cuando a los ciudadanos que son adictos los apoya el Estado, no tienen que acudir a organizaciones criminales. Eso hace que el tamaño del negocio se reduzca, lo que reduce la corrupción y la violencia.
Colombia enfrenta actualmente un nuevo proceso de paz con las Farc. ¿Cree que hay perspectivas de éxito esta vez?
El Presidente Santos está llevando adelante un proceso muy bien preparado, donde se acordó una agenda y se ha dejado claro que de lo que se trata, si se llega a un acuerdo, es que las Farc se desmovilicen. No estoy en condiciones de anticipar si eso va a ser exitoso o no, pero si sé que el presidente está procediendo como debe proceder. No tengo duda que para Colombia sería muy importante pasar esa página de su historia.
¿Usted cree que hay voluntad en las Farc de llegar a un acuerdo?
Las Farc hacen parte de un mundo que ya no existe. Apelar a la lucha armada para lograr cambios es algo que el mundo dejó atrás.
¿Qué opina de la posición que ha asumido el ex Presidente Alvaro Uribe, un actor muy crítico frente al tema?
Creo que está equivocado. Me parece que no es lo suficientemente constructivo y no tiene sentido crítico frente a sus propias opiniones sobre el gobierno.
¿El tema de las Farc es el principal problema que enfrenta hoy Colombia?
No, creo que hay otros factores que son más importantes. La sobresimplificación del problema de Colombia a un asunto de seguridad nunca la he compartido.
Usted fue un actor central en los últimos años de Pablo Escobar, cuya figura fue recordada en la serie El Patrón del Mal. ¿Cuál es su opinión sobre ese programa?
Estoy bastante de acuerdo con lo que se hizo, porque es una serie histórica, que refleja lo que realmente pasó. Obviamente, tiene la visión de quienes escriben los guiones y los libros, pero tiene la pretensión de seguir la historia. Creo que en la sociedad colombiana ha sido útil, porque la serie hizo énfasis en los valores que hay que respetar y no los banalizó.