Luego de un año y medio de tramitación y certificación ante el Instituto Nacional de Propiedad Intelectual (Inapi), las tejedoras de Doñihue lograron proteger legalmente su trabajo, al obtener oficialmente la denominación de origen por parte del Estado.

Ayer, en la feria Echinuco de Vitacura, donde exhiben sus trabajos, recibieron finalmente el sello de origen que acredita que los auténticos chamantos de Doñihue que se venden en Chile son los que ellas elaboran, y que nadie más puede elaborarlos y venderlos como "de Doñihue".

"Con este sello la gente va poder comprobar que está comprando un chamanto 100% original, hecho por nosotras. Es un trabajo único en el mundo, cualquier otro es una falsificación", señaló Filomena Cantillana, presidenta de la Agrupación de Chamanteras de Doñihue.

Sus tejidos se convierten así en el undécimo producto en obtener su denominación de origen, junto con la alfarería de Pomaire, los dulces de La Ligua o la Sal de Cáhuil. Con ello se reconoce el valor patrimonial y las características únicas que tienen estos tejidos, reconocidos por su calidad.

"Le dan el toque a la tenida de huaso. Ellos siempre buscan un diseño especial, a veces uno que ha estado en su familia por años o piden algo totalmente nuevo, y que les quede bien, porque cada una es hecha a la medida. Es un artículo de lujo", explica Nelly Rojas, artesana que aprendió este oficio de las mujeres mayores de su pueblo. Demoran cuatro meses en tejer un chamanto, totalmente a mano, con hilos de seda traídos de Francia para que no destiñan y duren por años.

Además de los fanáticos del rodeo, los famosos chamantos de Doñihue son requeridos como regalos diplomáticos o enmarcados para decoración, con diseños exclusivos y valores que sobrepasan el millón de pesos. "La subsecretaría de Economía les va a entregar una marca de certificación que es un sello de origen. Un hexágono con colores tierra que ellas podrán usar en sus productos y que facilita al consumidor identificarlo a simple vista como un producto con denominación de origen", sostuvo Maximiliano Santa Cruz, director de Inapi.

Con esta denominación se agrega valor productivo a este trabajo, se rescatan las tradiciones y se incentiva que las generaciones más jóvenes mantengan esta actividad, protegiendo la autoría. Si a partir de hoy alguien es sorprendido vendiendo chamantos de Doñihue sin el sello, se expone a demandas y multas por competencia desleal, publicidad engañosa y falsificación.