Afinando los últimos detalles del informe técnico que respaldará la solicitud de denominación de origen de los chamantos de Doñihue, están las artesanas del poblado de la VI Región.
Las trabajadoras se encuentran elaborando los informes junto a la corporación Hacer Chile, que ha apoyado la postulación de otros cinco productos (entre ellos la langosta de Juan Fernández y el atún de Isla de Pascua), para hacer en agosto la presentación formal ante el Instituto de Propiedad Intelectual (Inapi) del Ministerio de Economía.
"En este caso, lo que hacemos como fundación es contratar al mejor experto en artesanía para que desarrolle el informe técnico que respalde la postulación. En unos 10 días más estará listo y, al día siguiente, haremos la postulación en el Inapi", dice Gonzalo Sánchez, presidente de Hacer Chile.
El director del Inapi, Maximiliano Santa Cruz, afirma que el documento técnico "aporta los antecedentes que vinculan a un producto con su zona geográfica, detallando sus cualidades y reputación. Este informe, junto a un manual de uso y control, se adjuntará a la solicitud de registro que se presentará".
Lo que se busca con la denominación de origen es beneficiar a todas las chamanteras de Doñihue para protegerlas de las falsificaciones de mala calidad que se venden en otros puntos del país, recalcan las trabajadoras. Estas son hechas de poliéster y con máquinas industriales, dice Sánchez. "Sólo las chamanteras de Doñihue podrán utilizar la denominación chamantos de Doñihue. Cada tejido es una joya hecha en base a una artesanía centenaria que implica un trabajo muy minucioso", agrega.
Un chamanto puede costar un millón y medio de pesos, siendo especialmente valorados por huasos corraleros y coleccionistas. La mitad de este monto se invierte en hilos especiales traídos desde Francia y que no se decoloran con el tiempo. La otra mitad es el sueldo de tres o cuatro meses de trabajo continuo de cada artesana, según la dificultad del diseño.
"Sin embargo, un chamanto original puede durar hasta cien años", relata Filomena Cantillana, presidenta de la Agrupación de Chamanteras de Doñihue. La dirigenta destaca el apoyo recibido en esta iniciativa, ya que el gremio no contaba con los recursos para financiar el informe requerido.
"Para nosotros es indispensable tener esta denominación, porque Doñihue siempre ha sido la cuna del chamanto. Qué más lindo que nuestro pueblo tan chiquito se identifique y sea conocido mundialmente por sus maravillosos chamantos", enfatiza.