Será difícil que Sergio Jadue olvide el lunes 12 de marzo de 2012. Ese día, mientras el mundo del fútbol se remecía por la renuncia del presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Ricardo Teixeira, en la ANFP se reactivaba una idea acariciada por los nuevos dirigentes de la ANFP: traer anticipadamente la Copa América a Chile.
Once días después, el viernes 23 marzo, Jadue obtuvo el mayor logro de su gestión al mando del fútbol chileno: la 44ª edición del Sudamericano de selecciones, el torneo de fútbol más antiguo del mundo, se jugará en Chile en 2015.
De acuerdo al sistema de rotación impuesto por la Conmebol, al país le correspondía organizar el torneo de 2019 y a los brasileños, el de 2015. La idea era intercambiar las fechas y con esa misión se reunió ayer Jadue con el nuevo presidente de la CBF, José María Marín.
A la salida de la reunión que sostuvieron en Sao Paulo -que formalmente tenía como temario "asuntos de interés del fútbol sudamericano y la realización del Mundial 2014"- Jadue ya sabía que tenía una bomba entre manos: Marín había accedido a cambiar las fechas con Chile.
En la determinación de Brasil incidió decisivamente la salida de Teixeira -un pope sudamericano de larga data y en serios problemas con la justicia de su país por denuncias de corrupción-, quien se había opuesto siempre a este trueque, incluso a contramano de los deseos del ex presidente Lula da Silva, quien en julio de 2009 alcanzó un acuerdo político con la también ex Mandataria Michelle Bachelet para concretar este cambio, el que sin embargo nunca llegó a formalizarse en los estamentos directivos del fútbol sudamericano.
Pero no fue lo único: las serias dificultades que viene experimentando Brasil para organizar el Mundial 2014 también le echaron una mano a Chile y a Jadue. Los retrasos en las obras, el enfrentamiento declarado entre el gobierno de Brasil y la FIFA (el secretario general del organismo, Jerome Valcke, fue rechazado como interlocutor válido) y otros problemas de gestión, hicieron que Marín viera con muy buenos ojos la posibilidad de sacarse la carga que suponía organizar al año siguiente la Copa América.
A Jadue lo benefició también la mejor posición relativa que ha tomado al interior de la Confederación Sudamericana, donde aún debe lidiar con la sombra de su antecesor en el puesto, Harold Mayne-Nicholls.
"Sergio ya venía estableciendo buenas relaciones, y especialmente con Brasil. Se notó en el último Congreso de la Conmebol (en febrero)", cuenta una fuente de la ANFP.
El siguiente paso es la ratificación en la Conmebol del acuerdo entre Chile y Brasil.
Según un cercano al tema, formalizar el cambio de fechas "es un mero trámite. No hay razón para que alguien se oponga, porque no perjudica a nadie, ningún país queda más atrás en la lista de organizadores por este trueque".
De hecho, ni siquiera es necesario llamar a una reunión especial: el tema lo tratará y sancionará el Comité Ejecutivo del organismo en su próxima sesión ordinaria, prevista para abril en Luque, Paraguay.