Sexualidad y bienestar van de la mano. Así lo estableció en 2006 la Organización Mundial de la Salud (OMS). La salud sexual es un estado de bienestar físico, emocional, mental y social en relación a la propia sexualidad. Una mirada mucho más amplia que la ausencia de malestares o disfunciones.

¿Cómo es el bienestar sexual de los chilenos? Con grandes diferencias según género y tramos etarios. Los hombres se reconocen más satisfechos con su vida íntima, tienen un inicio de vida sexual más precoz (15,6 años), mayor número de parejas sexuales y usan con menos frecuencia métodos anticonceptivos o de barrera (ver infografía). En cambio las mujeres declaran menores niveles de satisfacción sexual, con excepción del rango entre 18 y 30 años, y en ellas recae en gran medida el cuidado anticonceptivo.

Todos esos datos los revela el estudio "Salud sexual en Chile: una aproximación descriptiva al comportamiento y satisfacción sexual de los chilenos", del Centro de Estudios Sociales Experimentales Oxford-U. de Santiago (CESS), que consideró 767 personas de la Región Metropolitana y 5.000 que respondieron una sección web, todas mayores de 18 años.

Una línea de investigación poco desarrollada en Chile. "El estudio de la sexualidad desde el punto de vista de lasatisfacción abre espacios para realizar intervenciones enfocadas ya no sólo a la prevención de conductas de riesgo, sino al fomento de una sexualidad saludable", explica Juan Carlos Oyanedel, sociólogo y director del CESS.

El placer sexual es un predictor significativo de la satisfacción vital y "la gente con mayor satisfacción vital vive más años. La sexualidad es parte importante del bienestar en la medida que está asociada a la intimidad y al establecimiento de relaciones significativas, un componente fundamental del bienestar subjetivo", dice Oyanedel.

Desde esa mirada, los resultados de la investigación resaltan las diferencias que existen entre hombres y mujeres en este aspecto. Camila Mella, socióloga del CESS, explica que en todos los grupos de edad de los hombres se mantiene relativamente estable la edad de inicio sexual, cercana a los 15 años.

En las mujeres, en cambio, se aprecia un inicio más temprano. Mientras en el grupo entre 18 y 30 años, la edad promedio es de 16,38 años y en el de 31 a 45 a 17,72, para las que tienen entre 46 y 55 años, esa edad es de 18,89, y en el grupo de 56 años y más, es de 23,93 años.

¿Cómo entender el adelanto? Para la psicóloga clínica y experta en sexualidad Nerea de Ugarte, que participó del estudio, se explica en parte por los cambios que ha experimentado socialmente la mujer en las últimas décadas, y su empoderamiento."El concepto de empoderamiento femenino en la sexualidad ha sido mal entendido y muchas lo usan como bandera de batalla, los hombres son desechables, el sexo es placer inmediato y lo quiero ahora, si ellos tienen sexo sin emociones ellas también pueden, no necesito amor si tengo con quién tener sexo cuando se me antoje", dice.

"¿Porque ellos pueden y yo no?". Es la frase que frecuentemente escucha en consulta, señala la psicóloga. "Hay mucho de querer mostrar esa actitud en el inicio de la actividad sexual".

Que esa brecha se haya ido acortando, para Mella, se vincula con un cambio valórico de lo que significa la sexualidad socialmente. "La sociedad en general valora más el placer".

Esa apertura, agrega la socióloga, pese a que no existe una visión tan liberal, sí se le da mayor importancia a la vida sexual y su rol en la satisfacción con la vida.

Pero poco a poco, indica Mella."Porque el placer es más una actitud masculina que femenina". En la investigación, indica Mella, cuando se preguntó por qué tenían relaciones, los hombres contestaban por amor, porque les gusta y porque quieren pasarlo bien. Las mujeres, además de responder por amor y porque les gusta, agregaban "para dar placer a su pareja". "Eso muestra un enfoque masculino más hedonista y para las mujeres de lograr vínculos", resalta la socióloga.

Prevención

En el adelanto del inicio de la vida sexual hay una actitud que preocupa, dice De Ugarte: el poco cuidado, no sólo de embarazo, también por la transmisión de enfermedades. Se inician cuando no tienen una responsabilidad sexual constituida. Es relevante que el 15,2% de las mujeres de 18 a 30 años no utilizó ningún anticonceptivo en su última relación y reconocen que el 60,5% de sus parejas sexuales no usó ningún método de barrera. "El principal elemento aquí no es la reducción de la edad de inicio sexual, sino que esta se enmarque en relaciones saludables y prácticas de autocuidado", advierte Oyanedel.

Sorprende, añade De Ugarte, que no se haga nada al respecto, y que falten programas de educación hechos por especialistas en educación sexual que incluya la autoestima y el autocuidado.

"Me preocupa mucho el gran problema que tenemos como sociedad por ejemplo en la violencia y como esto se relaciona con los precarios vínculos primarios. Las conductas sexuales impulsivas de los adolescentes muchas veces tienen que ver con llenar una carencia afectiva, buscan cariño en muchas partes y hacen pareja con personas que no les hacen bien, porque detrás hay una historia de abandono y descuido", señala De Ugarte.

Otro aspecto que revela el estudio es que el cuidado y responsabilidad es un área netamente femenina. "Se vincula como se vive la sexualidad. Por un lado los hombres se preocupan de pasarlo bien, pero la responsabilidad sigue estando en el lado de la mujer. Si queda embarazada es responsabilidad de ella, el tema nos muestra que la desigualdad no es solo a nivel social, sino sexual", dice Mella.

El uso de anticoncepción presenta un marcado desbalance por género. Entre los hombres, 39% no usa ningún método en el grupo de 18 y 30 años, lo que sube a 43% entre los 31 a 45 años, 64,4% en el rango de 46 a 55 años y 76,4% en los de más de 56 años.

Los conflictos, dice Mella, nacen por la visión de que para los hombres el sexo es un derecho y para las mujeres un deber.