Chile es uno de los países del mundo con más casos de cáncer de vesícula biliar, de hecho es la primera causa de muerte entre las mujeres. La obesidad, la dieta rica en grasas y una combinación genética que aumenta la susceptibilidad a este tipo de cáncer, son algunas de las razones que explican su prevalencia y mortalidad.

La vesícula está ubicado debajo del hígado y almacena bilis que luego libera para ayudar a digerir las grasas. Si la bilis se endurece forman cálculos que provocan gran dolor y como tratamiento la vesícula es extirpada. El 95% de los cánceres de vesícula, están asociados a cálculos.

Ahora, un estudio realizado por investigadores de la U. Católica, en colaboración con el Instituto del Cáncer de EE. UU. y publicado en la revista JAMA, encontró un nuevo elemento que también explicaría el alto número de casos de cáncer de vesícula en Chile: aflatoxina, una sustancia tóxica que produce el moho (hongo).

En otros estudios internacionales se ha demostrado que ésta tiene relación con el cáncer de hígado y se reconoce como un carcinógeno. Crece en ambientes calurosos y tropicales pero se ha visto que en alimentos como el choclo se desarrolla si tiene un ambiente oscuro y una temperatura de 20 grados Celsius. En otro estudio, investigadores japoneses encontraron esta toxina en muestras de ají rojo chileno.

El grupo de chilenos, liderados por Catterina Ferreccio, realizaron un estudio entre abril de 2012 y agosto de 2013. En este periodo analizaron muestras de sangre de 36 pacientes con cáncer de vesícula, 29 con cálculos biliares y 47 personas sanas como grupo control.

Los resultados mostraron que el 64% de los pacientes con cáncer de vesícula tenían la toxina en la sangre, mientras que entre los pacientes sanos, sólo el 23% la evidenció. Cuando se revisó quién tenía los niveles más altos de la toxina, los pacientes con cáncer de vesícula llevaban la delantera.

"Con este estudio demostramos que tenemos, en promedio, mayor exposición poblacional a aflatoxinas en sangre que lo que se pensaba. No habiendo estado Chile nunca considerado entre los países de riesgo moderado de exposición a esta toxina", señala Ferreccio. Además, dice que la exposición a las aflatoxinas podría explicar en parte, el exceso de riesgo de cáncer de vesícula biliar en el país.

"Es urgente confirmar la exposición así como los alimentos involucrados y paralelamente, verificar su asociación con éste y con otros cánceres digestivos", indica la especialista.

Aunque no era un objetivo de este estudio, se consideró el dato del informe japonés que había encontrado aflatoxina en los ajíes rojos chilenos y se consultó también por el consumo de este alimento. Los pacientes con cáncer de vesícula dijeron comer más ají que el grupo control

Hoy en Chile no se puede realizar el examen que mide la cantidad de aflatoxina en la sangre. Por lo mismo, como parte del Centro Avanzado de Enfermedades Crónicas (Accdis, por sus siglas en inglés) del Fondo de Desarrollo de Áreas Prioritarias (Fondap) de Conicyt, planea desarrollar un test que sea capaz de medir esta sustancia en la orina en forma rápida y eficiente.

También en animales

Las aflatoxinas pueden crecer en una gran cantidad de productos alimenticios como granos, cereales y frutos secos. Si un animal como la vaca o el cerdo come algún alimento contaminado con esta toxina, ésta pasa al torrente sanguíneo y también a su carne y leche, pudiendo contaminar también al ser humano si come su carne o bebe su leche. También hay casos de aves de corral que han muerto por la toxina. Incluso se ha encontrado aflatoxina en la mantequilla de maní, porque soporta todo el proceso de elaboración desde la recolección del fruto. b