Michel Bosshard es un suizo que nació en Bélgica, que hace 40 años vino a Chile, conoció a la que hoy es su señora, se la llevó a vivir al Viejo Continente y después de trabajar en Latinoamérica, Europa y Africa como gerente de Nestlé se vino a jubilar a Chile, donde decidió importar una de las marcas belgas más reconocidas a nivel mundial: Leonidas.

Para quienes gustan del chocolate, Leonidas es la marca número uno en un país que se caracteriza por tener los mejores chocolates del mundo.

Bosshard explicó que decidió invertir en el país por varias razones. Una de ellas es la situación económica por la que está atravesando Europa, donde el ex gerente de 70 años decidió no seguir esperando a que mejoraran los mercados.

"Cuando llegamos nos podríamos haber quedado viendo televisión, pero vi que aquí hay una buena oportunidad para invertir y decidí abrir esta cafetería e importar los chocolates", detalló Bosshard. Estos son traídos directamente desde Bélgica, donde el embarque demora una semana y son transportados en avión.

Hoy tiene un local en Las Tranqueras y una alianza con Falabella, hace seis meses, para usar un córner en Parque Arauco, pero está interesado en abrir otra tienda. "Tenemos planes para el próximo año para seguir invirtiendo", dijo el ejecutivo. Bosshard afirmó que el público chileno prefiere el chocolate de leche, por sobre los Pralines, una de las especialidades típicas y más conocidas.

Por tradición, en Bélgica, Leonidas hace "buen chocolate a precios democráticos", pero si uno compra en el resto del mundo, en las tiendas de Nueva York, Tokio o incluso en las que se encuentran en Argentina, Brasil o Colombia no siguen este principio. En el país, el kilo de chocolate cuesta un poco más de $ 35.000

Sobre el consumo del chileno, el ticket promedio varía entre $ 15.000 y $ 30.000, pero hay clientes que hacen compras de hasta $ 300.000 en una sola boleta.

Incluso hay algunos fanáticos de las gomitas Leonidas que no esperan que salgan del empaque que viene desde el aeropuerto y se llevan el contenido sin que este pase por las góndolas.