La tensión entre los países europeos está aumentando, producto de la llegada a las costas italianas de miles de inmigrantes procedentes del norte de Africa. La medida que adoptó el gobierno francés de cortar el domingo, por algunas horas, el tráfico de trenes procedentes de Italia para evitar la entrada a su territorio de inmigrantes con permiso de trabajo entregado por Italia, fue apoyada ayer por la Unión Europea, afirmando que París tiene todo el derecho de cerrar su frontera.

El tema de los casi 23.000 tunecinos que han desembarcado en la isla italiana de Lampedusa desde enero, tras el estallido de las revueltas árabes -de los cuales la gran mayoría desea llegar a Francia-, pasó de un problema bilateral entre los dos países, a uno continental. Según publicó el diario español El País, ahora el conflicto se vive el interior de la Unión Europea y su política migratoria. Además, el debate se da justo cuando los partidos antiinmigrantes están en alza y se han endurecido las posiciones en materia de inmigración en varios partidos de centroderecha. Italia, tras no recibir ayuda de los demás países de la UE cuando la pidió en enero, ahora les facilita documentos para sacárselos de encima, de acuerdo con El País.

Ante esta situación, el ministro de Interior francés, Claude Guéant, aseguró ayer que el cierre ferroviario se ajustaba a los acuerdos de Schengen (que permiten la libre circulación de personas y mercancías dentro de la mayoría de países de la UE) y criticó la decisión italiana de conceder a los inmigrantes llegados un permiso especial de seis meses que les permite su salida a otros países de la UE. Según París, "el país de entrada (de los inmigrantes) es el que tiene que gestionar las poblaciones inmigrantes".

Por ello, explicó Guéant, los inmigrantes a los que Italia entrega su permiso para trabajar deben probar que disponen de recursos suficientes para pagar su estancia en el segundo país -en este caso Francia- para regresar. Si no los tienen, "reconducimos a esas personas a Italia, que es el país de entrada".

Pero así como Bruselas no ve problema con la medida francesa de cerrar sus fronteras, tampoco ve problema alguno en que Italia entregue permisos de trabajo temporales a los miles de inmigrantes tunecinos. Varios países, como Austria, Reino Unido, Polonia o Eslovaquia, criticaron la política italiana asegurando que traslada el problema a ellos.

En todo caso, la Comisión Europea aclaró que los permisos de trabajo temporales que entrega Roma, "no dan derecho automáticamente" a viajar a otros países de la UE y que deben estar en posesión, además, de un documento de viaje y suficiente dinero. Por su parte, el ministro de RR.EE. italiano, Franco Frattini, aseguró que "si la situación continúa sería mejor decir que se pasa página sobre la libre circulación, que es uno de los fundamentos de la UE".

En referencia al refuerzo de los controles en Francia y otros países, Bruselas dijo que las reglas de la UE impiden los chequeos fronterizos dentro del espacio Schengen, pero permiten controles policiales "no sistemáticos".