Ha reaparecido por años en la cartelera del cine Normandie y suma un par de emisiones en la televisión de los años 80, pero ahora, The wall prepara su llegada en grande al circuito comercial chileno. La película del británico Alan Parker, de 1982 y basada en el disco homónimo que Pink Floyd publicó tres años antes, llegará a los cines locales durante el segundo semestre, en su versión original de 35 milímetros.
Fueron los conciertos que Roger Waters dio el pasado 2 y 3 de marzo en el Estadio Nacional, junto a los otros nueve que realizó en Buenos Aires ese mismo mes, los que dieron el impulso definitivo a la iniciativa de la distribuidora CDI Films, que hace meses estudiaba la opción de reprogramar el largometraje en salas. Tras adquirir sus derechos, la misma compañía tras los reestrenos de El Padrino de Francis Ford Coppola y Caracortada de Brian De Palma -esta última aún en cartelera-, reprogramará la cinta en cines chilenos y argentinos entre julio y agosto próximos.
Con guión a cargo del propio Waters y usando las canciones del disco del mismo nombre, The wall tiene como protagonista a Pink (Bob Geldoff), un rockero ficticio de fama mundial, quien encerrado en la pieza de un hotel revive sus fantasmas de su pasado. Principalmente, sus conflictos durante sus años escolares y la muerte de su padre en la Segunda Guerra Mundial, algo que vivió en carne propia el propio Waters, cuyo padre falleció en combate en 1944. Y es que tal como en el álbum de 1979, el bajista de la banda utilizó la metáfora de "el muro" para repasar sus propios traumas y criticar algunas instituciones sociales, como el sistema educacional inglés.
Estrenada en el festival de Cannes de 1982, la cinta recibió críticas positivas, pero su rodaje estuvo lleno de complicaciones, especialmente a causa de las diferencias creativas entre Parker y Waters, y de éste último con su compañero de grupo, David Gilmour. Tal como expresó el bajista en su momento, la filmación fue "una experiencia muy desconcertante y poco placentera".
Pese a esto, con los años la cinta se ha transformado en una pieza de culto y en un trabajo que definió los márgenes de las películas musicales de corte conceptual. Esto, en gran medida gracias a su trabajo visual, donde destacan los 15 minutos de animación a cargo del dibujante Gerald Scarfe, creador también de la imaginería del disco previo y de la gira The Wall.