A Claudia Llosa le molestan los discursos directos y prefiere las imágenes y la poesía. En su primera cinta, Madeinusa, aplicó los postulados del surrealismo de Luis Buñuel para contar una historia de incesto en un pueblo andino y para su siguiente trabajo, La teta asustada, no dudó en dar varias pinceladas de realismo mágico contando el trauma de la hija de una víctima de la guerra contra Sendero Luminoso.

El filme, uno de los más premiados y reconocidos del cine latinoamericano en los últimos años, sigue el destino de Fausta, joven que carga con el recuerdo de su madre violada durante los años 80. La cinta nunca deja en claro si la progenitora de la chica cayó en manos de los militares o los terroristas, demostrando que Llosa no busca culpables.

"El eje de esta película es cómo los peruanos podemos enfrentar nuestro pasado sin arrancarnos el vientre y sin cerrar los ojos", explica la realizadora de apenas 33 años que en el 2008 se llevó el Oso de Oro en el Festival de Berlín por este largometraje. Elogiada con entusiasmo por la prensa del Primer Mundo ("La realidad peruana y el realismo mágico de Claudia Llosa se unen para crear un vivo retrato de una sociedad y sus problemas" según Variety; "un gran filme sobre la memoria y la aceptación del pasado" para Libération), La teta asustada avanzó aún más en su clamor universal al ser nominada al Oscar a Mejor Película en Idioma Extranjero 2010, caso único en el cine peruano.

En la trama escrita por la propia Llosa, la protagonista ha adoptado un particular método para protegerse de la eventual tragedia de la violación que cayó sobre su madre: se inserta una papa en su vagina, con todos los riesgos de salud que tal acción significa.

"Después de hacer Madeinusa, que transcurría en los Andes, sentí que debía seguir contando historias de esta zona de Perú, tan afectada por el terrorismo en los años 80. En ese momento me topé con un estudio de la antropóloga estadounidense Kimberly Theidon, quien dio cuenta de varios casos de la llamada "teta asustada". Este fenómeno se refiere al supuesto miedo que las hijas de las mujeres violadas heredaban a través de la leche materna", explica quien es además sobrina de Mario Vargas Llosa y asegura no pedirle demasiados consejos a su célebre tío. "Podría hacerlo, pero me da un poco de miedo. Por lo menos esta película le gustó", dice con humor.

Con Magaly Solier en el rol de Fausta, La teta asustada muestra a una protagonista en constante miedo, incapaz de andar sola por las calles y temerosa de cualquier avance del sexo opuesto. Con el objetivo de reunir dinero para llevar a su recién fallecida madre a su pueblo andino natal y darle digna sepultura, Fausta consigue un trabajo como empleada doméstica en la casa de una acomodada familia limeña.

¿Quiso mostrar dos países también en el filme?

Definitivamente. Busqué exhibir el trauma del terrorismo de la población andina, pero además quise representar a esta clase alta de Lima que durante tanto tiempo hizo oídos sordos y cerró sus portones a esta tragedia.

Algunos dicen que este cine indigenista y poético es una fórmula para ganar festivales...

Ese juicio me parece una tontería y subestima al espectador. A la gente lo que le interesa es ver historias que conmuevan y da lo mismo dónde transcurren. Al público europeo o estadounidense no le interesa el cine exótico o indigenista a priori, de lo contrario sus multicines estarían copados de ese tipo de películas.