"El está haciendo realidad un sueño que siempre tuve yo", explica el comerciante Pedro Vera. Su hijo Pedro (12) es uno de los alumnos más avanzados en los talleres de vela gratuitos que imparte la Cofradía Náutica del Pacífico de Algarrobo (un club de yates, conformado por 232 socios, que son dueños en su mayoría de embarcaciones) y el fin de semana pasado obtuvo el cuarto lugar en una regata Grand Prix.

Pedro es alumno de octavo básico y uno de los 49 niños que este año participa en el curso de navegación que ofrecen los dueños de yates a colegios de Algarrobo, Casablanca y El Quisco. El proyecto, que nació hace 12 años, ha formado a casi 600 niños de escasos recursos en la navegación y ofrece, además, la alternativa laboral de oficiar como tripulantes de embarcaciones mayores durante las vacaciones o una vez que terminen sus estudios.

"Fuimos los primeros del país en partir con esto. En un principio, nos mandaron a los niños un poco hiperactivos o con problemas de conducta. Ellos le tomaron el gusto a esto y hubo un cambio de actitud impresionante. Ahora, algunos de ellos están navegando en los barcos oceánicos, los dueños de los barcos más grandes los toman", explica el administrador del club, François Carlier.

Desde los ocho años

Para enseñarles las técnicas de la disciplina, la escuela cuenta con 25 veleros del tipo "optimist", que alcanzan unos 12 km por hora y destacan por la seguridad: pueden llenarse de agua y darse vuelta, pero vuelven a su posición y siguen navegando sin problemas. "Me gusta mucho, porque es un deporte de destreza y habilidad y acá me dieron la oportunidad de dedicarme a esto. Puedo navegar yo solo y ya he salido a otras partes a competir", dice el estudiante Pedro Vera.

Los aprendices tienen desde ocho años en adelante. Y llegan en oleadas durante la semana, para practicar dos horas diarias, apoyados por dos monitores federados que les enseñan a conocer el viento y guiar y maniobrar la nave. El taller opera como una actividad extra programática para los colegios asociados a la iniciativa y dura ocho meses, entre los meses de marzo y noviembre.

"Los fines de semana tienen clases los más avanzados, que parten con sus clases a las 11 de la mañana y terminan a las seis de la tarde. Están navegando todo el día. Para los niños de colegios municipalizados es gratis, incluye el equipo, el velero, lo que necesiten", cuenta Carlier.

Además, los niños que demuestran las mejores habilidades para la navegación pueden optar a una beca completa. Este año cinco pequeños veleristas tendrán el beneficio. "Este deporte no está tan difundido, porque es bastante caro. Por eso, la idea del club y de sus socios es masificarlo y que la gente tenga la oportunidad de conocerlo y practicarlo. Un entrenamiento como el que tienen acá los niños, tendría un costo mensual de unos 200 mil pesos", dice Carlier.