Así como el dinero no hace la felicidad, tampoco hace buenas películas. Con 250 millones de dólares en presupuesto, Batman vs. Superman es una amalgama tumultuosa, arrítmica, ruidosa y extraviada. Sí, se las arregla para poner a estos héroes en pantalla, pero nunca logra cohesionar sus elementos ni menos entregar un momento para la posteridad.

Esta es la historia de Batman / Bruce Wayne, que trata de detener a ese alien / dios (atinado estreno para semana santa) llamado Superman / Clark Kent debido al peligro que enfrenta la humanidad frente a un ser con su poder. Como no podría ser de otra manera, Superman está pasando un período de duda, debido a la culpa constante y agotadora que siente al no estar seguro de si está o no haciendo el bien. En paralelo anda Lex Luthor (Mark Zuckerberg), tramando convertirse en el amo del mundo como todo villano que se precie de tal.

El director Zack Snyder jamás ha sido un artesano cuidadoso y su CV lo afirma: 300, Sucker Punch, El hombre de acero, demuestran su gusto por el espectáculo pero el precio de la admisión nunca está a la altura del show. Esta película reafirma lo anterior y entrega una historia atiborrada, de inicio lento y que luego lanza líneas dramáticas y personajes a baldazos a la cara del espectador, con secuencias que dan vergüenza ajena (la batalla en el desierto es digna de estudio de todo lo que no hay que hacer) y un clímax junto a La Mujer Maravilla y un monstruo deforme que resulta tan confusa como el cine de Michael Bay y sus Transformers.

Que se entienda, eso sí, que al ver una historia de estas, no esperamos cine erudito o la influencia de la escuela soviética. Menos a John Ford o Billy Wilder, pero sí queremos coherencia, buen ritmo, adornada con momentos realmente espectaculares y alguna frase para el bronce. Acepto que aquí encontramos dos actuaciones a la medida (Affleck hace muy bien de Batman y Cavill es un excelente Superman), pero también demasiada confusión, un guión perezoso solo pensado para iniciar la franquicia y un director poco dotado para proyectos de esta envergadura. Al final, esto se reduce a una cinta para el fan puro y duro que la gozará, masticará y desechará muy pronto.