Hace algunas semanas, Pamela Prado, nueva directora del Area de Artes Visuales del Consejo de la Cultura, dio a conocer a través de la prensa la decisión de cerrar la Galería Gabriela Mistral, emblemático espacio dependiente del consejo y fundado en 1990. La polémica no tardó en armarse.

Tras una masiva campaña, impulsada por el grupo gremial Arte Contemporáneo Asociado (ACA), que logró reunir la firma de 785 curadores, teóricos y artistas locales y extranjeros, como Alfredo Jaar, Lotty Rosenfeld, Tomás Andreu y Mónica Bengoa, el consejo publicó un comunicado en su página web oficial, anunciando que la sala permanecerá en su sede de Alameda 1381. Según la declaración, la noticia del cierre habría sido culpa de "inexactitudes aparecidas en la prensa".

Lo cierto es que hace más de cuatro meses circulaba en el medio artístico la versión del fin de la sala, que sirvió de plataforma para los artistas emergentes. El jueves pasado, Pamela Prado se reunió con miembros del ACA en el Centro Cultural España, para informarles la decisión. "Pamela nos citó a reunión y nos dijo que el cierre de la galería era una decisión tomada y por eso inciamos una campaña y emitimos una declaración pública. El consejo debería acostumbrarse a discutir estos temas con los productores de arte. Me parece una mala práctica decir algo y luego quitarle el piso a la persona que hizo la vocería", afirma Angela Ramírez, miembro del directorio de ACA.

La teórica Adriana Valdés también tomó parte en la campaña y asegura que en este caso no hubo malentendido alguno: "Me alegra que dada la temenda reacción en contra, el consejo se vea en la necesidad de recoger cañuelas. Que lo disfracen como quieran. Aquí no hubo malentendido, que digan eso es hipocresía política y una manera de sacar la pata", opina.

El futuro de la galería no está claro. Por ahora, sigue abierta con muestras hasta julio y luego se sometería a una reformulación, mientras se exponen las obras de la colección. Para la artista Voluspa Jarpa, la incertidumbre del funcionamiento del espacio es clave para entender el pie atrás dado por la cartera de Cultura. "Me parece excelente que si el consejo se da cuenta de que la decisión que tomó daña a un área de las artes, sea capaz de desdecirse, pero no creo que se haya revocado sólo por presión de los artistas. Sospecho que hay una división interna dentro del consejo, una disputa que les impide hacer declaraciones más claras y propositivas. Hasta ahora sólo sabemos que el espacio no se cerrará, pero nada más", señala.

Hasta enero, el espacio era dirigido por Claudia Zaldívar, para luego pasar a cargo de Pamela Prado, quien por ahora también estará a cargo de la curatoría.