PESE A LAS transformaciones de la sociedad moderna y el espacio indiscutible que la mujer ha ganado en todos los ámbitos, sigue siendo más débil que el hombre, al menos en lo que a salud cardiovascular se refiere.
Entre un corazón masculino y uno femenino existe una serie de diferencias que explican por qué a la hora de padecer un ataque cardíaco, una mujer de 60 años tiene dos veces más riesgo de morir en comparación con un hombre de la misma edad.
En el último tiempo se ha reunido evidencia suficiente como para que, en febrero de este año, la Asociación Americana del Corazón (AHA, por su sigla en inglés) actualizó sus guías generales, pero sólo respecto de la mujer. Esta no es la primera vez que esta organización acomoda sus directrices en pos de la salud cardiovascular femenina, ya lo había hecho en el 2007. Las recomendaciones para los varones, sin embargo, permanecen iguales desde el año 2002, cuando la AHA lanzó directrices para ambos grupos. Todo apunta a que el músculo cardíaco de las mujeres es más vulnerable de lo que se suponía y, por lo mismo, requiere de recomendaciones más estrictas.
Las diferencias anatómicas implican que el funcionamiento del corazón es distinto y también es probable que por la misma razón o simplemente por cuestiones genéticas, los síntomas a la hora de cursar un ataque también sean diferentes.
Un evento coronario agudo como un infarto o un preinfarto en el hombre es más fácil de distinguir, porque son los típicos síntomas como dolor al pecho, opresión en el centro del pecho, un dolor que puede irradiar al hombro y transpiración helada. En la mujer, en cambio, no siempre existe un dolor precordial y muchas pueden presentar ahogos, dificultad para respirar, dolor en la mandíbula, en el cuello o en la espalda; incluso, náuseas, vómitos y dolor abdominal, lo que dificulta mucho un diagnóstico en la urgencia.
Según explica la doctora Mónica Acevedo, especialista de la Sociedad Chilena de Cardiología (Sochicar) y coordinadora del programa de prevención "Mujeres en Rojo" de la misma entidad, estas diferencias todavía no han podido ser explicadas. "Son factores biológicos y sicológicos, también tiene que ver la percepción del dolor. Puede ser que las coronarias de las mujeres son más pequeñas y delgadas y tienen una respuesta de dilatación diferente a la del hombre. Puede haber una respuesta ligada a los genes de la mujer, que genéticamente existan diferencias a nivel de receptores, porque la mujer es XX y el hombre es XY", dice.
La diferencia hormonal también aporta lo suyo. Los estrógenos naturales de la mujer, que están presentes antes de la menopausia, tienen un efecto protector que no tiene la terapia de reemplazo hormonal. "Hacen que las arterias tengan una mejor dilatación", agrega.
A nivel de tratamientos, las diferencias también son notarias. Los anticoagulantes que solían administrarse tras un evento coronario causaban más hemorragias en las mujeres porque la dosis era una sola para ambos. Recién hace tres años y después de algunos estudios, se está dando el anticoagulante en relación con el peso del paciente, reconoció Acevedo. Es que el mito de que las mujeres no sufrían del corazón también estaba arraigado en los investigadores y no se realizaban estudios serios y representativos con población femenina.
En los casos de cirugía cardíaca o angioplastías, las mujeres también tienen un mayor riesgo, porque el músculo cardíaco y las arterias son más pequeñas.
En opinión de Gerald Fletcher, cardiólogo de la Clínica Mayo de Jacksonville, Florida (EE.UU.), y vocero de la AHA, más allá de las diferencias que puede tener el corazón masculino con el femenino, el principal factor que hace que las mujeres tengan un mayor riesgo cardíaco es que no se les ha prestado suficiente atención. "Los hombres a menudo se presentan con dolor severo, mientras que los síntomas de las mujeres están más mal definidos (falta de aire, no se siente bien). A menudo se piensa que las mujeres no tienen enfermedades del corazón, pero eso no es cierto", explica a La Tercera.
Las nuevas guías
Las nuevas recomendaciones para la prevención de la salud cardiovascular de la mujer de la AHA entregan consejos médicos prácticos más acordes a las nuevas investigaciones clínicas.
La reciente guía incluye la incorporación de los factores personales y socioeconómicos. Porque, como explica la doctora Lori Mosca, presidenta del comité de directrices y consejera médica de Go Red For Women, de la AHA, hay "factores como la pobreza, el bajo nivel de alfabetización, las enfermedades siquiátricas, dificultades de lenguaje y problemas de audición y visión que también pueden desafiar a los médicos que tratan de mejorar la salud de sus pacientes cardiovasculares".
También hace mención a tener una especial consideración con aquellas enfermedades que aumentan el riesgo de patología cardíaca en las mujeres, como el lupus, la artritis reumatoide y las complicaciones del embarazo, como la preeclampsia. Según Mosca, las mujeres con antecedentes de preeclampsia tienen el doble del riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, enfermedad del corazón o coágulos en los vasos sanguíneos hasta 15 años después del parto.
Otro llamado es a los médicos, para que ayuden a las mujeres a comprender los riesgos y que éstas puedan adoptar medidas prácticas para hacer más eficaz la prevención de la enfermedad cardíaca y de accidente cerebrovascular, esto porque se ha visto que las pacientes no toman real conciencia sobre esto.
De acuerdo con las nuevas consideraciones, son mujeres con alto riesgo de enfermedad cardiovascular las que tengan al menos una de las siguientes condiciones: enfermedad coronaria diagnosticada, enfermedad cerebrovascular o enfermedad arterial periférica; una enfermedad crónica renal o en fase terminal y la diabetes.
Desde ahora, por ejemplo, aquella mujer que presente un 10% de probabilidad como mínimo de sufrir un problema cardiovascular en los próximos 10 años es considerada como una paciente de alto riesgo. En la cartilla de 2007, debía tener un 20%. Los ejercicios físicos moderados también fueron acortados como una forma de protección. Si en la guía anterior se recomendaban 30 minutos diarios, hoy se aconsejan 20 minutos de caminata, pesas leves o gimnasia moderada.