"Cuando vio que la mujer parada en la esquina se lanzaba a la calzada a pesar de las luces verdes, ya era tarde para soluciones fáciles. Frenó con el pie y la mano, desviándose a la izquierda; oyó el grito de la mujer, y junto con el choque perdió la visión. Fue como dormirse de golpe".

El que narra el accidente de un joven motociclista es Julio Cortázar, en el cuento La noche boca arriba. Publicado en su libro Final del juego (1956), este año cobrará vida en un cortometraje animado hecho en Chile. Creado por el especialista en stop motion de la compañía de teatro Maleza (Living), Hugo Covarrubias, tendrá una duración de 10 minutos.

Su protagonista es el mismo que aparece en el relato del argentino y hasta se parece físicamente al escritor: un viajero que cruza feliz la ciudad arriba de una moto, hasta que su paseo se ve truncado. "Es una versión famélica de Cortázar", ríe Covarrubias, y cuenta que desde el colegio que alucina con la dualidad del autor de Rayuela. "Su realismo mágico dialoga muy bien con el formato del stop motion y con otro de mis autores favoritos, David Lynch. Estoy seguro de que, así como él, muchos se han inspirado en Cortázar para hacer sus películas".

En las narraciones del transandino, no hay certezas de cuánto hay de sueño o de realidad. Sobre todo en Final del juego, un libro que pone a prueba la inteligencia del lector: sus personajes suelen tener desdoblamientos, entre fantasmas y hombres de carne; entre víctimas y victimarios, y en el cortometraje, aztecas y motecas parecen plasticinas con corazón.

"Esa es una tribu que inventó Cortázar para representar el mundo de los motoqueros al igual que la guerra florida. Ese paralelismo entre lo moderno versus la cultura prehispánica es una de las transiciones temporales que me desafía a crear", dice Covarrubias.

Deja vu

La producción ejecutiva del proyecto corre por cuenta de Sólo por las Niñas. Pero, a la vez, es la segunda adaptación que Covarrubias y su cómplice en la compañía Maleza, Muriel Miranda, han hecho de cuentos latinoamericanos.

Partieron con El almohadón de plumas, de Horacio Quiroga, en 2009, y aunque querían ponerle movimiento a una historia más liviana, explican que si en el texto lo perverso latía secretamente en la almohada, en La noche boca arriba la maldad estará en el asiento del vehículo que se estrella.

El protagonista delira con unos aztecas que lo quieren matar. Entonces, el cuento adquiere otras dimensiones. "Queremos jugar con los deja vu que ocurren en la vida cotidiana y dejar que ese mundo que lo persigue sea completamente híbrido, una mezcla de etnias latinoamericanas", expresa el animador, quien planea estrenar el corto a fines de año.

Sobre su estética, afirma que va a ser atemporal, pero con edificaciones reconocibles. "Se va a ver la Alameda y la Torre Entel, pero con más volumen", dice el también director de animación del premiado microprograma El ogro y el pollo, que emite TVN.

Covarrubias viene llegando de Francia, donde presentó Maleza, la obra homónima con que debutaron en el teatro-animación. Además, prepara también junto a la productora Sólo por las Niñas, y dentro del segmento Tronia, la serie infantil de 17 capítulos Horacio, que narra el mundo imaginario de un niño de cabeza grande y chascona que vive encerrado en su pieza. "Todo lo que tenga misterio atrapa mi atención. Debe ser porque siempre sueño con cosas raras", finaliza Covarrubias.