Las imágenes del tsunami que se produjo ayer, 15 minutos después del terremoto en Japón, mostraron cómo las olas atravesaban barreras anti-tsunami -como parques inundables y bosques de mitigación-, que lograron atenuar, en parte, la magnitud del impacto en el litoral.
"Los japonés han invertido muchísimo en obras de mitigación y, en especial, en la diversificación y complejidad de ellas. Lo primero que hemos estado aprendiendo de ellos es que tienen un conocimiento muy detallado del territorio en que viven y saben que debe ocuparlo en plenitud", explica el subdirector del Instituto de Estudios Urbanos de la UC, Roberto Mori, quien dirigió análisis de riesgo en las regiones de O'Higgins y del Maule. El estudio sirvió de insumo en los planes maestros de borde costero que intervendrán las localidades afectadas por el tsunami del año pasado.
Entre las medidas de mitigación que, según evaluaciones preliminares, tuvieron un resultado efectivo en Japón, están los parques inundables, los bosques de mitigación y barreras rompeolas.
Según detalla el coordinador nacional de reconstrucción urbana del Ministerio de Vivienda (Minvu), Pablo Allard, en Dichato -donde se inició la construcción de obras ligadas al plan maestro-, los parques pueden reducir la altura de las olas de seis a un metro y medio, en caso de un nuevo tsunami.
"Además, la velocidad del oleaje disminuirá desde ocho metros por segundo a 1,5 metro por segundo, que es una velocidad que no arrastra las estructuras. Ante un esecenario como el de Japón, esas localidades van a inundarse y no van a ser destruidas", dice el coordinador.
Los planes contemplan, también, la construcción de viviendas tsunamirresistentes con un primer piso de hormigón que no enfrenta al borde costero.
Además, incluyen otras infraestructuras que debilitan la potencia de las olas, como un campo de dunas, que se recomienda habilitar en Constitución.
Asimismo, fijan áreas de evacuación y restricciones para construir viviendas en terrenos emplazados en zonas vulnerables.
En todo el país
Allard añade que estos instrumentos recogen la experiencia japonesa. "Tenemos condiciones volcánicas y sísmicas muy similares. Desde los primeros días estuvimos revisando la experiencia, tecnología y diseños de ellos, para reconstruir ciudades con mayor capacidad de resiliencia".
El gobierno ya inició tres estudios de riesgo en Cartagena, San Antonio y Santo Domingo. Además, licitará dos en las regiones de Tarapacá y Antofagasta. Luego serán ampliados a todo el territorio nacional y a las islas de Pascua y Juan Fernández.
La idea es que los análisis deriven en obras de mitigación, zonas de restricción y planes de evacuación aplicada a cada ciudad costera.
Evacuación vertical
El jefe de la división de Desarrollo Urbano del Minvu, Javier Wood, explica que los planes se basan en la experiencia nipona y en casos como el de Puerto Saavedra, donde había bosques que mitigaron las olas.
Agrega que en Japón hay planicies costeras que se extienden hasta tres kilómetros y que imposibilitan una evacuación rápida. Una situación similar se repite en zonas de alta densidad habitacional y poca vialidad, como Cavancha, en Iquique, o Avenida del Mar, en La Serena.
"En esos casos, se busca reforzar los edificios del borde costero, con el objetivo de establecer planes de evacuación en sentido vertical, es decir, hacia los pisos superiores. La idea es trabajar con una escala que permita definir obras de mitigación y conjugarlas con medidas de gestión", destaca Wood.
La ministra de Vivienda, Magdalena Matte, señaló que la ayuda japonesa "se concretó no sólo con aportes materiales para la emergencia, sino, además, la visita constante y reiterada de especialistas en evaluación de estructuras, normas sísmicas, construcción en adobe y desarrollo de infraestructura para mitigar el daño de tsunamis. Este intercambio de experiencias será clave ahora que ambos pueblos tendremos que avanzar juntos en nuestros procesos de reconstrucción"