Karin Winter (29) lleva meses viajando por el sudeste asiático, un periplo que la ha llevado por Laos, Vietnam y Tailandia, donde está actualmente. En este país, específicamente en la provincia de Krabi, participó de la actividad por la que tomó este tour: una jornada completa de clases de comida thai. “Allá es muy masivo este tipo de turismo, se anuncia en las calles con carteles y lo dan restoranes, hoteles y posadas”, cuenta Winter.
Las clases de cocina para turistas se han transformado en la nueva moda de los viajeros en el mundo y los chilenos no se quedan fuera. Esta nueva forma de turismo gastronómico es ofertada por tres agencias en nuestro país y se vincula a lugares famosos por su comida, como Perú, Italia, México, España, Francia y Tailandia, entre otros. Las clases incluyen desde visitas a los mercados locales para comprar los ingredientes típicos hasta la preparación y presentación. Todo bajo la atenta mirada de chefs locales.
Junto al chef
El matrimonio de Daniel Gurovich y Alejandra Jaimovich participó en mayo de una clase de comida peruana en Lima. La actividad se hacía entre 12 y siete de la tarde en un departamento del barrio de Miraflores. “Ellos te dan la dirección y las clases se hacen en una terraza con vista a Lima. Te enseñan un menú típico de ceviche, papas a la huancaína y ají de gallina”, dice Gurovich, quien explica que no sólo preparan los platos, sino que después se los comen en grupo.
Francisca Godoy, gerenta de productos de Latinoamérica de Cocha, explica que en la empresa ofrecen programas especiales de este tipo. “Ofrecemos programas a Lima a la medida. Depende de los días y la disponibilidad de los distintos chefs. No están publicados, porque no son estándar. Los turistas comparten un día con un chef desde las compras hasta el almuerzo”. El programa de tres días en un hotel intermedio cuesta unos mil dólares e incluye pasajes, hotel y la experiencia gastronómica. “Partes muy temprano en la mañana, vas al mercado a comprar el pescado, tomas desayuno junto a ellos, inicias las clases y terminas comiendo lo que preparaste”, dice Godoy.
Para sibaritas
En Viajes El Corte Inglés su oferta es a Florencia (comida de la Toscana), Bélgica (cómo hacer chocolates y cerveza) y Tailandia. No se trata de tours, sino de programas opcionales para sumar a los viajes. Los planes gourmet son por tres días, cuestan entre 290 y 350 mil pesos y en ellos los turistas aprenden a cocinar comida local de su gusto.
Andrea Lima, gerenta de E-Commerce de Viajes El Corte Inglés, dice que la mayoría de los chilenos que preguntan por este tipo de planes son “jóvenes de 25 a 40 años, sibaritas que quieren conectarse un poco más a la cultura local y vivir la sensación de comer y aprender en los destinos. Es la moda que ahora se viene, la demanda de este tipo de programas ha aumentado un 10%”, asegura.
Turismo Universal también oferta este tipo de planes a destinos como India, Turquía, Francia, Marruecos, España y Tailandia. “En estos destinos incorporamos la variable gastronómica, incluyendo almuerzos y cenas en distintos y afamados restaurantes en contacto con sus chefs; cocinas de ‘calle’ como actividad de interés especial y también talleres o clases de cocina, algunas veces como actividad opcional”, dice Alejandra Medina Ayrer, gerenta comercial y de marketing de Turismo Universal. Los valores de los programas van de los 7.000 a 10.000 dólares, aunque depende del tipo de hotel que se elija. ¿El próximo viaje de este tipo? A Marruecos, el 13 de septiembre.
En países como Tailandia este tipo de turismo está masificado y por eso -además de los tours específicos- hostales, restaurantes y posadas usan estas clases como gancho para atraer extranjeros.
Aldo Pfeiffer, de los sitios de difusión de la cultura Thai Tailandia.cl y arokaya.cl, dice que no es extraño que este tipo de turismo se haya abierto, ya que en Chile se ha visto un gran interés por aprender a cocinar comida tailandesa. “Muchos han llegado a nuestro sitio y han participado en otros talleres, porque buscaban comida tailandesa”, dice.
En Argentina y México las clases son en restaurantes junto a sus chefs. En Mendoza, por ejemplo, los circuitos para conocer los viñedos transandinos están incorporando clases para aprender a hacer un “asado a la argentina”, empanadas o panqueques con dulce de leche.
En el Cava Wine Lodge y Terrazas de Los Andes reconocen las visitas de chilenos, especialmente en la temporada de verano o el 18 de septiembre. Las clases de hora y media cuestan entre 300 y 400 pesos argentinos, unos 30 mil a 40 mil pesos chilenos.
En Chile también hay oferta para los turistas extranjeros, aunque aún no están “amarradas” a paquetes o programas turísticos. Un ejemplo de esto es el hostal Pleno Valpo, en el cerro Bellavista de Valparaíso, donde ofrecen a sus visitantes la posibilidad de participar de clases de comida chilena aprendiendo a hacer cazuelas, empanadas, charquicán, pastel de choclo, humitas o chorrillanas. “A los que quieren los llevamos a la feria y el mercado a hacer compras, cocinamos en la cocina de mi casa en el cerro Los Placeres y comemos en mi comedor. Son, por lo general, estadounidenses o franceses, aunque a veces se suman chilenos”, dice Edith Arce, dueña del hostal.