- "Con el alcohol algunos se ponen agresivos, otros contentos u olvidadizos", dice Felipe de 11 años.

- "¿Pero alguna vez viste a tu papá así?", le pregunta su madre, Macarena (42).

- "Sí. Una vez me abrazó y sin soltarme me decía: ¡estos son mis amigos, estos son mis amigos!".

Macarena se ríe. Segundos antes Felipe había afirmado que había visto a su padre en estado de ebriedad, ella no le creyó, pero con la evidencia, no le quedó duda.

Muchas veces los padres creen que los efectos de las copas de vino no son percibidos por sus hijos. Sin embargo, el 46% de niños entre 10 y 14 años afirmaron haber visto alguna vez a uno de sus padres con algunos tragos de más, según un sondeo realizado a mil menores en Reino Unido por la Fundación Drinkaware. Incluso, tres de cada 10 niños dicen que los han visto así en más de una oportunidad.

En Chile no hay cifras tan contundentes. Lo que sí está claro, por lo menos entre los especialistas, es que para los niños ver a sus padres con la lengua traposa es algo más común que antes.

No es que los padres estén tomando más. De hecho, según datos históricos de Senda, entre 2000 y 2012, la prevalencia de consumo de alcohol entre los 34 y 64 años disminuyó alrededor de 15 puntos porcentuales (de 60% a 45% entre los adultos de 35 a 44 años). Sin embargo, décadas atrás era raro que un hijo viera a su padre en estado de ebriedad. Incluso, si ocurría, era un hecho que quedaba marcado con lujo de detalles. Ahora, en cambio, los niños recuerdan menos porque dicen no llamarles la atención.

Los especialistas afirman que esta conducta se ha normalizado, en parte, por el estilo de vida y de crianza, pero también porque ha cambiado la mirada hacia el alcohol.

Carola Alvarez, siquiatra infanto juvenil de Clínica Alemana, suele dar charlas de consumo de alcohol en los colegios y a patir de su experiencia comenta que a los padres les cuesta darse cuenta de cómo es su ingesta de alcohol."Están preocupados de que sus hijos no consuman, pero les cuesta ver su propia forma de consumir. Les es más fácil percibir el riesgo en sus hijos que en ellos", dice. Esto se da, según los especialistas, porque estar con copas de más se ha normalizado.

Verónica Gaete, jefa del Centro de Adolescencia de Clínica Las Condes, dice que antes, emborracharse delante de otros no era una conducta normal y que el cambio se produjo alrededor de hace dos décadas, en parte por el estilo de vida estresado de los padres (65% de los chilenos entre 45 y 64 años tuvo momentos de estrés en el año), sumado a que cada vez son menos hijos y cobran más importancia los amigos y la vida social, junto a que en Chile las salidas y vida social están relacionadas con comida y alcohol.

El cambio en la crianza es otro factor que ha contribuido a que los niños estén más expuesto a estas situaciones.

Miriam, madre de Renato (11), recuerda que cuando ella era chica había hora de acostarse y mesa de pellejo. "Antes los niños no compartíamos con adultos, como lo hace mi hijo ahora. Yo nunca vi a mi papá emborracharse y Renato sí", dice.

En efecto, padres e hijos hacen más cosas juntos que antes. Raúl Carvajal, sicólogo de Clínica Santa María, explica que esto provoca una cultura que adultiza a los niños. "Como hoy los niños están más incluidos en las actividades, se acabó la lógica de no hacer cosas porque están los niños y no se ve problema en exponerlos a situaciones que antes no lo hacían".

Otro factor de la crianza que contribuye es que estos padres ponen menos límites.

- "Lo que pasa es que ellos (los niños) se meten en una comida de grandes. Antes no podías", dice Macarena.

- "¡Pero vamos a tomar bebida!", le responde su hijo Felipe.

- "Pero si te dicen que no entres, no tienes por qué entrar", le contesta Macarena.

"Antes la palabra del padre era ley. Ahora si le dices no puedes entrar, lo hacen igual. Los papás tienen dificultades para poner límites, incluso para disfrutar sus propios espacios de adultos", dice Sandra Delgado, sicóloga infanto juvenil de Clínica Indisa.

¿Y cómo ven los niños a sus padres cuando están con tragos de más? El 24% cree que actúa como tonto, 20% agresivo, otro 20% divertido y el 19% extraño, según la encuesta de 2010. Lo que más llamaba la atención de ese sondeo es que cuando les pidieron elegir una palabra para describir cómo se sentían al ver esto, el 47% dijo que le era indiferente y otro 30% que le daba miedo.

Según los especialistas, acá hay que hacer una diferencia entre las consecuencias que se producen entre los más pequeños y los adolescentes. Delgado cuenta que si un niño de 10 años o menos, cuyo padre no suele tomar alcohol, cuando vea a su padre "curado" va a tener susto. "Tendrá miedo, porque es algo no habitual, aunque la persona no esté muy borracha o agresiva", comenta.

Alvarez agrega que si los niños más chicos ven en más de una ocasión a sus padres ebrios, pueden incorporar una idea a largo plazo. "Puede producir una desensibilización, por lo tanto, en la adolescencia le baja la percepción negativa y pasa a ser normal que hay que tomar para relajarse y pasarlo bien", dice, y agrega que los padres cometen un error al creer que sus hijos no se dan cuenta de que están desinhibidos por el alcohol y recalca que, quizás siendo más chicos, no hacen diferencias entre estar alegres o borrachos. "Mi papá toma en asados y a veces cuando llega de trabajar. Yo creo que eso le hace mal porque puede terminar en adicción. No me gusta cuando mi papá está con copete y se queda mucho rato pegado hablando con un tío", dice Renato de 11 años.

Para los adolescentes, en cambio, verlos "entonados" les es indiferente. Les da lo mismo. De acuerdo a los especialistas, esto courre debido a que llegaron a la etapa de validarlo como algo normal porque, después de todo, ellos también están empezando con el alcohol. "No les van a recriminar a sus padres porque también están empezando con el consumo, pero más allá de eso, en mi consulta el tema que los padres tomen un poco no es tema. No se cuestiona a los papás por eso", comenta Gaete.

Los padres, dicen los especialistas, están muy preocupados del consumo de alcohol de sus hijos. De acuerdo con una encuesta realizada por la Clínica Alemana a padres de niños de 10 a 18 años, el 68% de los padres dijo que la mejor forma de educar a sus hijos respecto del consumo de alcohol era explicándoles los riesgos de su consumo. ¿Y el dar el ejemplo? Sólo el 3,4% de los padres respondió que era la mejor opción.