Arturo (contador, 33) revisa nervioso su agenda telefónica. Intenta recordar el nombre con el que registró el número de la pelirroja que conoció una noche antes en el pub, cuando estaban celebrando el cumpleaños de Pablo, su mejor amigo. En eso una especie de flash y eureka!: se llamaba Lorena. Encuentra el número, la llama y quedan de juntarse. Pero la siguiente consulta de Arturo no es para el amigo que le presentó a su nueva cita, ni mucho menos a su horóscopo para ver si está escrito que le llegue algún amor por estos días. Su consulta es a la página web del banco, directo al saldo de su cuenta corriente.
No por nada se suele hablar del "mercado de las citas", dirá más de alguno. Y con toda razón. Porque para tener éxito en la búsqueda de pareja no basta la intención, el buen look, ni tampoco la espontaneidad o el magnetismo. Para encontrar el amor hay que invertir. Así lo comprobó una nueva encuesta del Centro de Estudios de la Universidad de Talca que analizó cuánto gastan las personas que no están casadas en todo lo relacionado con la búsqueda de una pareja. Que la comida, la ropa, que ir a bailar, que un regalito o juntémonos en el cine: como promedio y al final del mes, hombres y mujeres terminan gastando cerca de 500 mil pesos mensuales en esta importante "empresa".
Por eso no es de extrañar que, de no consumar ni concretar sus intenciones, muchos consideren que todo fue "una pérdida de tiempo" y rechacen de plano un nuevo encuentro con la misma persona, revela la misma encuesta en la que participaron 359 entrevistados. "Es absurdo que una mujer piense que si la estas invitando a comer, si estas pagando la cuenta, lo estás haciendo porque quieres entablar una amistad. Yo simplemente digo 'next', no sigo perdiendo tiempo y plata", dice lapidario Arturo, soltero empedernido que confiesa su terror al matrimonio cada vez que puede.
El soltero gasta más
Y así como él, muchos. El último ranking de la OCDE señala que Chile lidera la lista de países con más solteros, lugar que comparte con Corea del Sur con un 39% de personas que no están casadas ni conviven. En términos de gasto y consumo, la importancia de este grupo no es menor si consideramos que, según la misma encuesta, el 60,7% de los entrevistados estima que gasta el doble que una persona casada, cuando tiene que salir. "Los casados buscan el panorama una vez por semana y con suerte gastan en un viaje con la familia una vez al año. Lo veo en mis amigos casados", afirma Andrés Bastidas, 29 años, ingeniero comercial.
Y el caso de Andrés grafica muy bien esta situación. Brasil, Argentina y Uruguay son algunos de sus destinos favoritos cuando quiere impresionar a una nueva conquista. Cuenta que en una ocasión conoció a un chica de Venezuela con quien llegó a gastar cerca de un millón de pesos en salidas diarias, comidas en Borde Río y Chicureo, viajes sorpresa a la playa y regalos varios. "Súmale a todo eso que uno como soltero tiene que estar siempre invirtiendo en su imagen personal. Los casados no tienen ese problema", comenta Andrés.
En promedio, la encuesta muestra que los hombres gastan 515.680 mensuales, en tanto que ellas un poco menos, llegando a los 489.675 mensuales. Según género, los ítems en que mayor gasto registran cada uno son invitar a comer ($141.290) y en ropa para verse bien ($102.051) para los hombres, en tanto que las mujeres gastan más en ropa ($190.657) y cosméticos ($97.591). "Cuando quedé soltera renové todo mi closet", cuenta Loreto Palma, ingeniero comercial (27). Dice que una vez a la semana cambiaba peinado en la peluquería y que comenzó a salir todos los fines de semana, sin "escatimar" en gastos.
Alicia Gutiérrez (chef profesional, 27) tampoco se mide mucho. Dice que hay períodos en que ha llegado a salir todos los días de la semana, llegando a gastar como mínimo 20 mil diarios entre las entradas a la disco, los tragos o la comida. "Siempre me compraba ropa. Necesitaba algo nuevo para salir, porque muchas veces íbamos al mismo lugar y nada que ver ir igual que el día anterior", relata. La encuesta muestra que los solteros como Alicia no son pocos: el 62,1% de encuestados reconoce salir dos o tres veces por semana a alguna cita.
La eterna adolescencia
Para el sicólogo Raúl Carvajal, tanto la soltería creciente que se vive en Chile como el gasto que realizan los solteros, obedecen a una perspectiva adolescente de la vida que se prolonga mucho más que en generaciones anteriores. "En la última década hemos visto cómo los hijos de toda una generación de padres en los años 70 y 80, que vivieron la frustración de no poder darles todo lo que querían a sus hijos, ahora quieren acceder a todo lo que no tuvieron en su infancia y adolescencia", explica el sicólogo.
En efecto, las cifras del Registro Civil muestran que si en 1998 las parejas que se casaban lo hacían cuando ellas tenían un promedio de edad de 26 años y ellos de 30 años, actualmente eso ocurre a los 30 años de ellas y a los 34 años de ellos. Por eso es que la encuesta de la U. de Talca demuestra también que los que van de los 31 a los 35 años son los más impacientes cuando una cita no resulta: el 48,4% considera como una "pérdida de tiempo" el haber salido con una persona con la que no se llegó más allá.
Marcelo Torres (periodista, 38 años), por ejemplo, cuenta que una vez invitó a comer a una chica que le gustaba mucho. "Sentía que a ella le pasaba igual conmigo. Tuvimos una conversación muy interesante y luego nos fuimos a bailar", relata. Todo iba bien, hasta que ella se puso a llorar y le dijo que todavía quería a su ex y que no podía reponerse de la pérdida". Nunca volvieron a salir, pese a que en varias ocasiones ella misma lo invitó. La encuesta dice que el 36% de los mayores de 40 años no acepta una invitación a salir nuevamente si estima que no va a emparejarse.
También le pasó a Marcelo, quien en una fiesta conoció a una niña que luego de un rato le contó que el fin de semana se iba a Buenos Aires con unas amigas "¿por qué no vienes?", le dijo. Marcelo se entusiasmó, al punto que compró un pasaje y partió. "Nunca en mi vida había gastado tanto por una mujer que apenas conocía. Obviamente cuando me vio allá se sorprendió y lo pasamos increíble, pero no duró más que ese fin de semana. Me prometí que nunca más", concluye Marcelo.